¿Es el HUCA el maravilloso hospital que nos vendieron?
Soy una enfermera jubilada con más de treinta años de experiencia laboral en la sanidad pública. Viví el nacimiento del Hospital Materno Infantil, los avances del equipo de cardio del Hospital, el Instituto Nacional de Silicosis específico para enfermedades respiratorias... Sólo hay que revolver un poco en las hemerotecas para ver de todo lo que hemos disfrutado.
Un buen día llega la noticia de que van a construir un nuevo Hospital, ¡genial! Mejoraríamos instalaciones un poco viejas, algunas incluso obsoletas. Pero, ya desde el comienzo, las cosas no pintaron como esperábamos: ampliaciones de presupuestos, retrasos en aperturas, no funcionamiento de equipos, etcétera. Vuelvo a referirme a las hemerotecas.
En cuanto al funcionamiento actual, incomodidad para los familiares de los pacientes, que para moverse de un edificio a otro tienen que hacerlo por el exterior dándose situaciones tan absurdas como que para ir desde urgencias a la uvi hay que caminar 500 metros por la calle para volver a caminarlos por el interior para llegar al mismo edificio pues la uvi está justo en el piso superior de urgencias.
Pero esto, al fin y al cabo, son inconvenientes. Hay otros asuntos que son de más difícil comprensión:
Mi marido consulta con su neumóloga el 29 de diciembre, tiene un fuerte catarro. Le administra medicación.
El 31 de diciembre ingresa en urgencias al mediodía por insuficiencia respiratoria. Le realizan pruebas, le ponen una mascarilla y a las 7 de la tarde le dan el alta.
El 2 de enero vuelve a urgencias a las 10 de la noche por el mismo motivo. Alta el día 3, a las 8 de la mañana.
El 3 de enero, a las 10.30 de la noche, ingresa nuevamente en urgencias con parada cardiorrespiratoria que dura al menos doce minutos según el informe del médico que le atiende. Recobran las constantes intubando.
Doce minutos de parada, ingreso en la uvi y a las cuarenta y ocho horas sin ningún signo de recuperación cerebral, se desconecta el respirador y se produce el fallecimiento.
Lo que martillea constantemente en mi cabeza y oprime mi corazón es un pregunta: ¿si el día 2 lo hubieran ingresado y se le hubiera atendido hospitalariamente, se hubiera salvado? No soy maga, no lo sé, pero parece lógico pensar que al menos habría más posibilidades de que no hubiera ocurrido.
A mi marido ya no me lo van a devolver, pero si estas palabras sirven para que los responsables de la sanidad asturiana, y del HUCA en particular, comenzando por los profesionales y siguiendo especialmente por los políticos y gerente, se tomen cinco minutos de reflexión antes de dar un alta, quizá lo piensen dos veces.
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