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Oviedo eco-ilógico

23 de Marzo del 2015 - Francisco Perez (Oviedo)

Oviedo, ciudad limpia, ciudad de referencia, bien estructurada, fotogénica, ciudad segura; pero ciudad ruidosa.

Cuando observas su jardines, delicadamente cuidados, sus calles y edificios rehabilitados, uno piensa, que hermosa ciudad. Pero la realidad de Oviedo es otra muy distinta en el día a día.

Todo comienza, por ejemplo, de forma rutinaria, hacia las 0:600 h de la madrugada y perdura indefectiblemente a lo largo del dia, día tras día.

Uno se despierta, y acaba saltando de la cama porque no puede soportar el ruído de los motores de los mini-camiones de la limpieza, que en lugar de limpiar más bien parece que juegan entre ellos a arrastrar, una cajetilla de tabaco, un envoltorio de chuches y una colilla con su agua a presión. Se pueden pasar horas dando vueltas sobre sí mismos en una plaza, sin conseguir realmente ningún resultado, puesto que el envoltorio, la colilla y la cajetilla permanecerán en la plaza una vez termina "el baile".

Cuando a estos aparatos se les acaba el agua de tanto jugar", paran, tiran sus conexiones al suelo, metálicas por supuesto, haciendo de nuevo más ruido, enganchan su manguera a una boca de riego y rellenan, con un sonido de motor como el de una apisonadora. Sin miramientos, sin importarle los horarios, "que más da"...

Mientras, aparecen en escena otros vehículos con "sirenas" y pitídos que te indican que aquí aún no se acaba la fiesta, aún hay más... Otra tropa de mini vehiculos vuelve a repasar el suelo que se supone ya habían limpiado otros.

Vuelve la tranquilidad, vuelve el silencio, después de hora y media de incesante actividad. Pero de nuevo, aparece en escena otro artilugio, esta vez uno más ruidoso, se le ve más antiguo, por tanto no solo hace más ruido sino que además emite una humareda negra debido a la mala combustión del Diésel, que resulta insoportable. Éste tiene otra tarea muy diferente, vaciar las papeleras de la plaza. El operario del vehiculo se baja, abre la llave de la papelera, saca el recipiente interior y con un golpe en el suelo, como haciendo botar el contenido lo eleva a su contenedor de basura de una sola maniobra. Vuelve a introducir el recipiente en la papelera "plafffff" cierra, "clonck" y saca una manguera a presión para limpiar el interior. A dos metros realiza la misma operación, pero no a pie, arranca su vehiculo, acelera, desprende más humo, frena, portazo, llave, recipiente, maniobra, de nuevo ruido, vuelve a introducir, cierra, "clonck" y así sucesivamente en las 4 papeleras de una plaza que mide 10 x 10.

Vuelve el silencio por un momento. Pero solo por un momento. Suena una camioneta, se acerca, debe de ser o el encargado de zona o el supervisor, que sin salir de su vehiculo grita dando órdenes a los otros conductores, de esta flota de vehículos diábolicos. Se va al instante, se van los demás... parece que la plza se queda sin tráfico, aún sabiendo que es petaonal, podría asemejarse a la Gran Vía de Madrid.

07.53 h. Otro vehículo, se detiene, el operario descarga metros y metros de manguera. Conecta un extremo a la boca de riego, de nuevo golpes metálicos de la llave de paso. Clonck". Su vehículo intensifica el ruido de motor, necesita presión. El tipo arrastra su manguera y comienza a "barrer" toda la plaza con agua. Recordemos que esta misma operación ya la han realizado los tres primeros mini-vehículos. Absurdo, pero real. Pasan 15 minutos y el agua sigue despilfarrándose hacía ninguna parte, sin ningún objetivo. La cajetilla de tabaco, sigue ahí. La colilla ha navegado en agua de un extremo a otro de la plaza, la bolsa de chuches es el objetivo del operario, que juega a dispararle con el agua a presión, supongo que para pasar el rato.

Transcurridas una horas, pocas, en las que uno puede disfrutar de un silencio de calidad, en el que tan solo el sonido de los pájaros y las risas de un par de niños jugando en la plaza o el de las campanas de la Catedral, lo interrumpen; y cuando las terrazas de los establecimientos de abajo están repletas de comensales, aparece en escena "el monstruo", sí el mostruo o mejor dicho, los monstruos, porque a veces son dos.

Uno o dos camiones inmensos de basura, sortean sillas y mesas de entre las terraza para hacerse paso y conseguir un solo objetivo: Destrozar los timpanos de todo aquel que se encuentre a menos de un metro de ellos. Son los famosos recicladores del vidrio, que no tienen otro momento del dia, mas que a la hora de comer para recoger los cubos de vidrio de los bares y restaurantes de la zona.

No contentos con eso, en ocasiones se encaran con los turistas y comensales que intentan disfrutar de su estancia en una terraza, cuando éstos les recriminan por el ruido o por sus modales.

Lo que no se logra entender es cómo se organiza este "ejército" de la limpieza y el reciclaje, porque a los 20 minutos pasa otro monstruo, para hacer la misma operación en sentido contrario. Es decir, el primero recicla el vidrio de 2 o 3 establecimientos, el segundo vuelve más tarde para repetir la operación, pero del resto de locales. Se pueden imaginar, la maravillosa e idílica estampa que ofrecen estos señores a los visitantes de esta ciudad y desde luego lo que sufrimos los residentes de la zona cuando todavía son sólo las dos de la tarde.

14.30 h. de la tarde, aparece en escena otro regimiento, en esta ocasión de obreros de mantenimiento del Ayto. Parece ser que hay una avería eléctrica, deben perforar el suelo en varios puntos de la zona. Ni cortos ni perezosos, sacan sus herramientas y comienzan la obra. El ruido de sus radiales y el polvo de las piedras se apoderan del lugar. La gente abandona sus mesas y se van... la obra perdura durante dias... los vecinos acusamos el cansancio una vez más de aguantar "porque sí" porque no queda otro remedio.

A las 5, como cada día se van. Dejan sus vallas, sus escombros y su polvo y abandonan la plaza. De nuevo un silencio minimo, pero un silencio.

El mínimo silencio pronto se ve interrumpido cuando llega el vehículo que deposita los cubos de la basura, el cubo de orgánico y el que corresponda según el día y según lo que toque reciclar, "booom" suena una y otra vez el golpe que provoca el operario en cuestión cada vez que necesita despegar un cubo de otro al bajarlo de la parte trasera de su vehículo.

Pronto, hacia las 22:00 h. aparece de nuevo un "mostruo" desde el arco del Ayuntamiento, recogiendo el cubo del cartón, (hoy toca reciclar papel y cartón) provocando un ruido infernal para cuatro cajas y un poco de papel; se va dejando tras de sí una estela de humo y una fiesta de luces y sonido.

Media hora más tarde, llega otro, con la misma parafernaria, para retirar la basura orgánica.

Comienza la noche. Si tienes suerte esa noche dormirás unas cuantas horas, si no la tienes y no logras pegar ojo, será porque es jueves, viernes o sábado; entonces te tocará el triple de actividad de ese pequeño ejército que intensifica sus labores de limpieza, debido a la inmensa basura que los adolescentes de esta ciudad generan cuando salen de copas; que sumado a cualquier improperio a gritos, cánticos y demás estupideces, harán de tus madrugadas algo inolvidable.

Finalmente decirles señores "agentes de la limpieza" que Oviedo y concretamente la plaza donde vivo, no está compuesta solo por bonitas fachadas. Detrás de ellas vive gente, gente que necesita dormir, gente que no entiende el porqué de tanto despilfarro, gente que todo esto le parece ilógico y exagerado.

Oviedo es eco-ilógico y atronador.

Las escobas, siguen existiendo. Nos harían un gran favor a todos si volvieran a utilizarlas.

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