Nos estamos quedando sin pavimento en calles y carreteras
Éste, que es año electoral y, como siempre pasa, los políticos nos prometen el oro, el moro y el tesoro, yo me permito sugerirles que se fijen un poco en el lamentable estado en que está quedando el asfaltado de nuestras calles, carreteras y autovías, y que, cuanto antes, tomen la decisión de aprobar partidas presupuestarias para reparar el firme de las misma.
Seguramente yo sea uno de los menos indicados para denunciar esta calamitosa situación, ya que apenas uso el coche; pero sabedor de que tienen que padecerla por necesidad, millones de transportistas y usuarios del automóvil en general para ganarse la vida, pues aficionado como soy a hacer con frecuencia de Quijote y tratar de enderezar entuertos y causas perdidas utilizando la oportunidad que nos da a los lectores este espacio de La Nueva España, hoy ya no aguanto más y expongo públicamente, a mi manera, el abandono y falta de respeto y consideración a que se nos somete a cuantos, en menor o mayor medida, nos vemos en la necesidad de circular por nuestras vías tanto urbanas como interurbanas.
Señores políticos y gobernantes: sepan ustedes que los ciudadanos los elegimos para gestionar bien las cuentas públicas. No se puede entender que a pesar de la crisis que obliga a hacer recortes de todo tipo, en este caso, el dinero que se recauda del sector del transporte y del automóvil en general no se destine al mantenimiento de las vías de circulación y se esté dejando deteriorar hasta extremos difíciles de recuperar. El automóvil es un sector que está superestrujado por los impuestos. Pagamos al comprar los vehículos, además de IVA, impuesto de matriculación, luego cada año, “viñeta” municipal, el impuesto sobre los carburantes cada vez que repostamos, nos empaquetan el IVA sobre el seguro del automóvil, así como sobre cuantos accesorios y reparaciones necesite nuestro vehículo. Y, a pesar de esta especie de atraco legalizado que acabo de mencionar, el dinero recaudado (yo más bien diría, confiscado) no se sabe a qué lo dedican pues en lugar de hacer un mantenimiento continuo de nuestras vías de circulación, resulta que las dejan deteriorarse hasta límites insoportables, habiendo ya zonas en la que hay que ir sorteando baches y en otras circulando sobre un pavimento tan deteriorado que somete tanto a neumáticos como amortiguadores de los vehículos a situaciones extremas; además de provocar en muchos casos, situaciones de riesgo de accidente. Por tanto, creo que ya está bien de explotar esta especie de gallina de los huevos de oro que para las arcas públicas representa el automóvil y hagan que lo mucho que se recauda (si no en su totalidad, al menos en gran parte) se destine a hacer más fácil la labor de quienes tanto pagan por el mero hecho de poseer un vehículo o de usarlo para subsistir.
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