La primera mujer andaluza
Cuando los psoístas (término peyorativo que alude a los políticos rancios) aplauden y remarcan que Susana es la “primera presidenta andaluza” y ella misma se vanagloria de ser “la primera mujer presidenta andaluza”, vemos las carencias de este país.
Que una mujer sea presidenta de una comunidad no debería sorprendernos. Ya lo fueron la pepera (término peyorativo que alude a los políticos muy rancios) Esperanza en Madrid, o la más pepera Cospedal en Castilla-La Mancha. Gente tan poco sospechosa con la igualdad de las mujeres...
Es como si Susana Díaz destacara que fuera la primera presidenta “rubia” o “aficionada del Sevilla” (es un ejemplo). Ni tiene importancia, ni va a ningún lado. Lo mismo ser mujer. Eres la presidenta y ya está. Es síntoma de normalidad. Si en el 2015 destacas que eres la primera mujer, mal vamos. Si no admitimos con normalidad que una mujer sea presidenta de una comunidad, apaga y vámonos. Pocas cosas tiene que ofrecer si destaca ese detalle. Lo más lógico era no decir nada. Debería tratarse de una anécdota más, una consecuencia de que los tiempos van a mejor en cuanto a considerar a las personas por lo que valen, no por su sexo.
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