De siceratores y amigos de les fabes
Las cofradías enogastronómicas están de moda en Asturias y son muchos los colectivos envueltos en las actividades defensoras de nuestros productos primigenios. Y esos grupos de entusiastas por lo suyo siguen la estela de lo auténtico, lo noble, lo tradicional y lo excelso. Dos de las cofradías han refrendado estos días su condición de agrupaciones de mantener, patrocinar y salvaguardar la esencia verdadera de sus hechuras, como son la sidra y les fabes. Y siendo las agrupaciones más jóvenes de las existentes en el panorama lúdico-culinario de la región, están trabajando con ahínco y ardor entusiasta para demostrar la importancia de su presencia en la nueva Federación de Cofradías Asturianas, que preside con ánimo y fervor Sabino González de la Cofradía El Colesterol de Avilés.
Los Buenos Siceratores de Nava y los Amigos de les Fabes de Villaviciosa son ya dos asociaciones con marchamo y saber hacer. Sus capítulos son fiesta y tradición y en sus programas culturales, la sidra en sus mil facetas y les fabes en sus preparados culinarios, conforman la importancia de dos exponentes del universo gastronómico del Principado que marcan la diferencia y nos representan nacional e internacionalmente. Ambas agrupaciones lo están organizando a la perfección, y con su esfuerzo y labor han demostrado que cuando hay interés y consenso las propuestas se llevan a efecto con nitidez y efecto.
Subtítulo: El auge de las cofradías enogastronómicas
Destacado: Las os nuevas agrupaciones han demostrado que cuando hay interés y consenso las propuestas se llevan a efecto con nitidez y efecto
Los navetos acaban de realizar el corchado tradicional de unas cincuenta botellas de diferentes llagares regionales como un acto cargado de simbolismo y ambiente antropológico, junto con el nombramiento de nuevos cofrades de número y de honor. Un episodio atrayente dentro del mundo de la sidra, que fue seguido por infinidad de asistentes a un acto emotivo y preñado de sabor local. No faltó en esta sesión el campeón regional de escanciadores –qué sorpresa–, el guineano residente en Pola de Laviana y sidrero como pocos, Salvador Ondó, quien exhibió su arte del escanciado con tino y paciencia, mientras se entregaban los galardones acreditativos a los recientes cofrades. Los siceratores siguen su plan de proyección con su néctar ambarino organizando encuentros amistosos con otras cofradías, charlas sidreras y viajes ilustrados para estar bien formados en este campo de la sidra y su comercialización adecuada. Y la verdad es que con tanta pasión de capa, sombrero y muchas insignias a modo de intercambio, esta cofradía mixta y con acción y genio alegre cabalga sobre la grupa del empeño, la avidez y el talante, siempre con la idea total de lanzar a los cuatro vientos la sidra auténtica, benefactora y referencial.
Y qué decir de los Amigos de les Fabes de Villaviciosa… pues que es una cofradía novísima y ya está empujando con fortaleza para hacerse un hueco sobresaliente en esta federación de cofradías amistosas, paseantes y vivaces. Sus componentes tienen el aura de la amistad compartida, de las buenas sensaciones y un carácter que engancha y adorna, fiel reflejo de un concejo abierto, artístico y playero.
La misión de esta egregia cofradía de sombrero o boina, capa y muchos adornos, es defender la faba de la granja, esa faba de las praderías cultivadas del municipio que tanta fama tiene en los ambientes especializados de las tiendas de ultramarinos, los estilosos restaurantes y las sidrerías de moda. Con su gracejo y manera de observar la vida, avanzan a paso agradecido y dejan el pabellón local a buena altura, siempre con les fabes a remojo y preparadas para la ocasión. Hace unos días en Amandi, en pleno capítulo de exaltación fabera, el condumio resultó sabroso con el plato estrella por montera y tradición. Fabes granjeras y arreglado compango que gustó a todos los comensales que participaron en una jornada amistosa, dicharachera y muy de cofradía. Y en la excelente iglesia de Santa María de la Oliva, de estilo transicional del románico al gótico, el padre Monchu realizó una homilía distinta a todas con un recorrido culinario en pro de la faba y su importancia gastronómica, en el que no faltaron las parábolas y los apostolados, siempre con les fabes de esencia y fervor. Los prolegómenos en la cafetería Avenida resultaron reconfortantes, con unas trabajadas tortillas de patata y panes artesanos de altura y una repostería –especialmente, bizcochos, magdalenas y pastas– que hizo las delicias de los cofrades. Una jornada en la villa de Maliayo, entre grises y fina lluvia, para dar sentimiento y apoyo a una cofradía que pisa fuerte y desarrolla una labor encomiable en la defensa a ultranza de la legumbre por antonomasia de Asturias, la faba. Y en medio de todo el entramado festivo, un sincero homenaje a Armando Álvarez, de los Amigos de los Quesos de Asturias, por sus desvelos y trabajo en pro de las cofradías regionales. Entre Siceratores y Amigos de les Fabes anda el juego.
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