¿No hay nadie capaz de poner freno a esta dejadez?
El HUCA acumula 800 resonancias sin que las mire un médico, así remarca este diario. Y como ven, mis críticas anteriores ni fueron infundadas, ni el capricho de alguien resentido con toda una profesión tan valorada y alabada como fue el comportamiento y compromiso de sus antepasados, pero ahora cojea alarmantemente en perjuicio de los pacientes. Sin que los responsables sepan poner a cada cual en su sitio, organizar de una vez este armatoste público y no dejarlo en manos de quienes se piensan que son más necesarios de lo que la realidad marca su compromiso con una de las profesiones más dignas y admiradas.
1- A estos profesionales que por una razón u otra (que ya repetimos con asiduidad: desidia, cansancio, que equivocaron vocación, que dedican más tiempo a su otra parcela privada, que se creen dueños de un cortijo por alabanzas excesivas, por reivindicaciones personales, etcétera), decirles que se vayan, que están esperando miles de jóvenes en paro con las ilusiones intactas de dedicarse por entero a los enfermos. ¿Por qué digo esto? Porque ustedes debieran poner la alarma y el compromiso cada día en solucionar estas listas de espera escandalosas (del Consejero no podemos esperar mucho, ya sabemos que les teme), ¿por qué no lo hacen? Entran muchas dudas y dan a entender que juegan con la salud de los pacientes por interés propio, los usan como los usaron en la huelga como barricada para conseguir sus fines, en temas: de salario, horas extra, peonadas, horarios, etcétera, y si así fuera, ustedes estarían además de entorpeciendo el funcionamiento de la empresa que les paga, un delito contra la salud pública; así de simple, de lo contrario, ya hubieran puesto sobre la mesa lo necesario para eliminar estas listas de espera, que antes eran para operaciones, luego añadieron pruebas y ahora hasta las citaciones se retrasan hasta más de ocho meses, por ejemplo, para decirle a un paciente cuándo podrán hacerle una colonoscopia preferente, ¡esto ya es pasarse de la raya!
2- A los políticos que deben dar solución rápida, o esto se les irá de las manos, que nombren un consejero con mando en plaza, y cambie todos los gestores y jefes dentro de nuestros hospitales para que hagan un organigrama de firme cumplimiento, y quien ponga trabas, ¡finiquito!, que no se morirá de hambre, seguirá cobrando de su parcela privada y si puede lo seguirá haciendo sin factura.
3- A los pacientes y familiares, agradecer sólo cuando sea un milagro lo que nos ocurra a la salida de un hospital, de lo contrario es ser cándidos a más no poder y dar alas a la mala praxis y al incumplimiento de su código deontológico, donde dice que deben hacer hasta la extenuación todo por sanar al enfermo, no entregarse jamás, y menos ser complacientes de listas de espera que debiéramos catalogarlas como delito, porque está en ello la vida y la salud de a quien se deben.
4- Al sentido común en general: ¿no hay nadie capaz de mandar hacer un estudio a fondo del porqué suceden estas cosas y cómo solucionarlas? Si en tiempos pasados muy cercanos todo funcionaba relativamente bien, ¿por qué se dejó y se deja cada día que pasa que empeore sin darle salida?
5- A todos los excelentes y comprometidos profesionales, que los hay, que perdonen por meterlos a todos en un saco.
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