A vueltas con el HUCA
En el faraónico HUCA otra vez. Es la tercera vez que mi salud me ha obligado a ingresar en este hospital.
Tengo que llevarme bien con esta institución, porque ingreso con un dolor y salgo lleno de ganas de vivir a mis 82 años.
Como ex trabajador en la sanidad con muchos años de servicio en centro sanitarios, voy viendo y evaluando a mi modesto entender lo que en un centro de salud nuevo se puede mejorar, sobre todo cuando como a éste se le está criticando y censurando la mayoría de las veces sin razón alguna.
La dirección y los órganos de gobierno no deben de tener en cuenta la sinrazón de la mayoría de las denuncias que reciben.
El HUCA está en marcha imparable de mejora y, a pesar de todo agoreros, tengan los lectores de este diario este pronóstico: “A la vuelta de un par de años, el HUCA será el centro hospitalario mejor de España”.
A nivel de la atención, aparte de la sanitaria de que dispone el hospital, está no hacer sentir discriminado a ningún enfermo y familia. Me voy a explicar: el ocupante de la cama B dispone de ventanal, en la esquina de su cama tiene la mesita y en la otra empotra el sillón, cuando llegan sus visitas tapan todo el frente, cierran y abren las cortinas a su gusto sin preguntar al otro enfermo nada.
El ocupante de la cama A y sus familiares están postergados como en mi caso y por eso lo denuncio, a mirar a las paredes sin que el enfermo pueda en todo el día como terapia ver el momento y el paisaje del exterior.
En fin, que la familia que ocupa hoy día la habitación es como de su propiedad y esto se tiene que solventar, la solución es muy fácil; en la planta, al ingresar, se le da al paciente un pequeño formulario explicando el espacio compartido, un sillón a la derecha y el otro a izquierda, y el derecho para todas las vistas desde el HUCA.
Con voluntad todo tiene fácil y feliz solución.
Con todo respeto y consideración.
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