Política y pedagogía
Desde que me jubilé, hace ahora un año, vivo en la Comunidad Autónoma de Asturias (Gijón). Mi mujer y yo escogimos ésta ciudad por el mar, el paisaje, la gastronomía, la actividad cultural y su gente. A pesar de los inconvenientes climatológicos nos encantaba Gijón y, por ello la escogimos.
El tiempo no ha hecho más que reafirmarnos en nuestra elección ya que a las razones antes señaladas, habría que añadir lo que con el tiempo vas valorando. Ciudad de tamaño medio-pequeña (270.000hab.) con una red de transporte público envidiable por otras ciudades de sus características (frecuencia, cobertura, precio, accesibilidad), con una red de carril-bici aceptable y para quien le guste andar (como es mi caso) ciudad perfectamente abarcable peatonalmente.
En cuanto a la dotación de servicios: Centros de Salud, Centros de Servicios Sociales, Centros culturales (que podían estar mejor aprovechados por los vecinos), zonas verdes, parques y jardines, rutas con encanto y un largo etcnada que envidiar de otras grandes ciudades.
Es innegable que al igual que el conjunto de España, Gijón y Asturias han sido golpeadas por ésta larga crisis que hunde sus raíces no sólo en la crisis financiera sino también en la megalómana obra civil (AVE, Autovías, Aeropuertos) que a modo de epidemia recorrió por toda España, acompañada de la corrupción.
La crisis nos está dejando un país profundamente desigual: paro crónico, empleo precario, desmantelamiento de servicios básicos (la sanidad pública, servicios sociales, asistencia a la dependencia) difícilmente recuperables en muchos años. Por ello sorprende que, al abrigo de la convocatoria de las próximas elecciones locales y autonómicas, resurja el fantasma de las promesas megalómanas entre las cuales está la del soterramiento del tráfico junto a la playa de San Lorenzo.
Desde que llegué a Gijón soy un amante del Muro, a pie y en bici, por las mañanas, a medio día, por las tardes, en horas punta, en verano o en inviernonunca he observado un problema de tráfico serio (más allá de lo normal) que justifique la obra anunciada y peor aún, en tiempos de crisis.
Recientemente se convocó a los gijoneses a manifestarse para reclamar el cumplimiento de las grandes infraestructuras pendientes: soterramiento de la vía del tren, construcción de la intermodal, acelerar la llegada del AVE. La convocatoria estaba firmada por la totalidad de fuerzas políticas (incluida Podemos), todos los sindicatos, asociaciones de vecinos, asociaciones culturales. Como se suele decir: Nadie quiso estar fuera de la foto. Acostumbrado a esta tipo de convocatorias y estando como estaba en una ciudad de tradición reivindicativa, sinceramente me esperaba una multitudinaria manifestación. Resultado: Un fracaso total. Al no llegar al millar de manifestantes es justo concluir que ni los propios militantes (de los partidos), afiliados (sindicatos), vecinos (mundo asociativo) estuvieron por la labor de acudir. ¿Será que el ciudadano común sigue pensando en el día a día? ¿En cómo sobrevivir? ¿En la ayuda a domicilio que le han retirado? ¿En el desahucio que le han anunciado? Hace falta pedagogía, mucha pedagogía para aprender a distinguir entre lo accesorio y lo necesario, entre el escaparate y la supervivencia diaria. Lamentablemente la pedagogía ha desaparecido del discurso político, por ello el ciudadano escoge como droga sálvame antes que salvados
Recuerdo al respecto, hace unos años el presidente Barak Obama tentado por el milagro español y por sus envidiables infraestructuras, envió a un alto funcionario de su administración para que estudiara el modelo español de alta velocidad con el objetivo de implantarlo en los EE.UU. El informe del alto funcionario, le llevó a señalar al presidente de la primera potencia económica del mundo que EE.UU. no puede permitirse económicamente afrontar tamaño gasto
Cuando se convoque una manifestación para recuperar los derechos sociales, la dignidad arrebatada al ciudadano, la denuncia del deterioro de los servicios públicos, entonces me tendrán a mí y creo que a muchos más ciudadanos que faltamos el pasado día 12 de marzo.
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