¿Podemos y queremos?
Están ya las caras colocadas de candidatas y candidatos. Y ahora vienen las campañas; las feas y sucias que les buscarán las cosquillas y se irán por las ramas con tal de atacar; las otras que pretenderán convencernos de que aquí y en este tiempo hace falta poder cambiar la perversidad del sistema que nos estropea las vidas. Y las otras, que intentarán aportar un barniz de maquillaje, sin que el fondo de la desigualdad y la injusticia sea alterado.
En Asturias es fácil. Las caras tienen algún recorrido pese a que sean nuevas en el escenario electoral: han sido visibles en las movilizaciones sociales, que ahora, en tiempo electoral están en descenso, porque no da tiempo a todo en la distribución de energías.
Además es tiempo de algunas reuniones. Las que propician desde los partidos, o las que los colectivos demandan para estimar propuestas de transformación que puedan ser incorporadas a los programas y compromisos.
En lo particular hemos mantenido algunas, con la dirección autonómica y con algunas locales; y los resultados son desiguales: en medio a la incertidumbre lógica y previsible, hemos encontrado cierta actitud defensiva. Que si no hay dinero, que si no hay condiciones para cambios de rumbo fuerte, que si las dificultades son grandes..
No parece casar esa ausencia de empuje con el discurso global de querer ganar elecciones, tanto en la autonomía con firma propia, como en los municipios, con marcas camufladas e insuficiente convergencia o confluencias con otras energías sociales.. Porque entonces ganar ¿para qué?
Nadie podrá negar dificultades. Las primeras, internas, del propio batiburrillo positivo de las votaciones electrónicas y de las candidaturas sin pasar por el adecuado filtro colectivo, donde se cuelan gentes que antes ¿estaban o no estaban con el sistema?. (y si estaban en contra..¿porque no lo habían dicho hasta el presente?). Pero esas sólo el tiempo y cierto sentido común colectivo las mejorarán para que no se conviertan en problemas inesperados.
Las segundas, en el medio asturiano al que dirigir según qué mensajes. De cambio posible, de ganas de cambiar, de darle vuelta a muchas situaciones en este asalto a los cielos institucionales prometido. Y con quién. Con qué alianzas, con qué representantes tradicionales de las castas y semicastas .
Sirve ya para medir, y quita un poco de inocencia, la existencia de dos eurodiputadas Asturianas. Nada menos. Una recién estrenada, pero ya cuestionada minoritaria y torpemente desde Cudillero. Otra con un balance de varios meses para analizar y medir. ¿y cuál es el resultado en términos de herramienta de transformación? ¿era esa la trayectoria que se aventuraba o todo fue improvisación y adaptación al sistema europarlamentario y a sus exigencias establecidas?
Podemos es una expresión y un partido que se nos ofrece como posible alternativa, y a la que líderes veteranos de impronta ética han señalado como una oportunidad.
O al menos eso se había escuchado, pero.. ¿están sus liderazgos ahora ya electos y con caras reconocibles en la tesitura de lanzarse a acompañar y liderar cambios de envergadura...o se les ha metido ya en las entrañas la prudencia excesiva, el miedo en el cuerpo, las dudas sobre lo que se puede y no se puede, sobre lo que se debe o no se debe, sobre lo que hace falta y las ganas para llevarlo a cabo o a intentarlo con ímpetu?
El más elemental sentido común, que debe ser alimentado con un programa fortalecido y una organización menos improvisada, nos dice que, primero, para poder hay que querer.
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