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La Alta Velocidad de Cascos y la Vía Estrecha de Zapatero

31 de Agosto del 2009 - Isidro Martinez Oblanca

Finalizó agosto de 2009 y, con el mes, la monumental colección de pifias y fiascos del Gobierno de Zapatero, con su acólito Areces justificándolo siempre, entre los que destacan los sobrecostes de Alí Babá en El Musel, el prorrateo público en la Sanidad del ¡sálvese el que pueda!, la financiación de pitiminí a mayor beneficio de la casta dirigente catalano-independentista, la Variante desvariada y los ríos abandonados, sin vida. Como guinda de semejante pastel veraniego, otro nuevo zarpazo al inmediato futuro de nuestra región: por si alguien tenía dudas, el respaldo socialarecista al Gobierno Zapatero para quedarnos sin AVE del Cantábrico hasta nuevo aviso.

Para justificar el desatino ferroviario dicen que, como trueque, mejorarán las líneas de Feve, lo que nos permitirá –tal y como ya vaticinamos tiempo ha en LA NUEVA ESPAÑA– que los asturianos podamos ir hacia Europa vía Torrelavega. Allí haremos transbordo al AVE que sí disfrutarán cántabros y vascos gracias a que sus respectivos gobiernos autonómicos lo consideran prioritario para su inmediato futuro.

Reconózcase que el perverso empeño de borrar todos los grandes proyectos y obras ferroviarias impulsadas en Asturias por el Gobierno de José María Aznar (PP) gracias al inmejorable Plan de Infraestructuras de Transporte 2000-2007 del entonces ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, alcanza otro escalón en la promoción socialarecista hacia la nada.

Subtítulo: La política ferroviaria es uno de los mejores ejemplos que distinguen con mayor nitidez la diferencia entre dos modelos de ejercitar la política

Destacado: No es de extrañar que con cada nueva sangría que sufrimos los asturianos se multipliquen las voces que claman por la vuelta del que fuera vicepresidente y ministro de Fomento

¿Dije Cascos? ¿No era Cascos el que, además de la Alta Velocidad Ferroviaria, la obra gigantesca bajo Pajares y el AVE desde Galicia hacia Europa, puso en marcha el metrotrén? Pero, ¿qué era el metrotrén más que el impulso de la red de cercanías de Feve en Asturias, con creación de nuevas estaciones (muchas de ellas subterráneas y urbanas, como la magnífica de Llamaquique en Oviedo, a la que hurtaron la placa inaugural para que no se recordase a su promotor), la dotación de nuevas líneas y la mejora de frecuencias para comunicar la región y multiplicar los usuarios del tren?

O sea, con Álvarez-Cascos, además de la Alta Velocidad que ahora Pepiño Blanco anuncia para 2016, Asturias se veía favorecida con una política en beneficio del tren de cercanías de Feve que incluía importantes obras que, de no ser por la parálisis socialista, ya estarían finalizadas y puestas en servicio. Alguna de ellas tan necesaria como emblemática, caso de la conexión ferroviaria al aeropuerto, cuyo estudio de impacto ambiental se inició en 2003 y que fue paralizado posteriormente por el Gobierno de Zapatero. Otros seis años perdidos y vuelta a empezar no se sabe cuándo.

La política ferroviaria es uno de los mejores ejemplos que distinguen con mayor nitidez la diferencia entre dos modelos de ejercitar la política. Es ridículo y mentecato ignorar que el AVE espolea el mayor uso de otros sistemas ferroviarios, como el de Feve, al igual que las autovías activan la utilización de las carreteras convencionales. El modelo Álvarez-Cascos sentó las bases para que Asturias dejase de estar arrinconada y marginada, proyectando, presupuestando y poniendo en marcha obras e iniciativas tanto en Alta Velocidad como en Renfe y Feve, luchando desde sus tiempos de simple parlamentario por aspiraciones de Asturias que fueron rechazadas por el PSOE en el Congreso, tal como la variante de Pajares a la que el diputado leonés Rodríguez Zapatero votó sistemáticamente en contra pese a que ahora presume de calar. Diríase el calador calado.

El prototipo ferroviario de Zapatero y de Areces ya se ve. Mejor dicho, no se ve. Pensábamos que después de aquella infausta y ridícula propuesta de «Lanzadera aérea» que planteó a los cuatro vientos mediáticos en sus tiempos de alcalde, ya lo habíamos visto todo, pero no. Mutismo ante la relegación de Asturias en la Alta Velocidad y pelele ante la exclusión de Asturias de las mismas aspiraciones que nuestras comunidades vecinas.

Comparando estos dos modelos de afrontar el presente y el futuro del ferrocarril, no es de extrañar que con cada nueva sangría que sufrimos los asturianos y que condiciona nuestro porvenir y el de las próximas generaciones, se multipliquen las voces que claman por la vuelta del que fuera Vicepresidente y ministro de Fomento. Es el dilema entre una política ferroviaria moderna y solvente que planteó y puso en marcha Álvarez-Cascos, frente a la exclusión, la parálisis y el entreguismo que representa el socialismo español, bendecido por sus monaguillos asturianos.

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