Con todo el equipo
Es reciente la definición gráfica de "irse con todo el equipo" elaborada por el señor Diego Torres en relación al "caso Nóos". Tras lo que parecía una pequeña pausa en el proceso, dada la escasez de noticias relacionadas con el tema, nos encontramos ahora con un atracón de escritos por parte de los imputados o, mejor dicho, investigados.
Sin tener que declarar la afinidad a la Casa Real por parte de los lectores, el mayor o menor cariño que éstos puedan profesar a sus Majestades, parece justo admitir que es cuanto menos raro que Torres se decante por implicar de forma tan directa a toda la Familia Real, parientes de éstos o incluso amistades, así hasta los seiscientos ochenta y nueve testigos que nombra en sus escritos.
No se trata de una demanda por paternidad a una persona en concreto, o de un accidente de tráfico encubierto, sino que estamos hablando ahora de una suma muy importante de personas, equivalentes a todo el primer curso de una carrera universitaria, o de dos.
En España, si aceptamos nuestros derechos, estamos aceptando con ello nuestras obligaciones y resto de condiciones que forman parte de este país. Parece lógico y justo. De ahí que llevar a toda la Familia Real a declarar como testigos tenga sentido, siempre que sea para destapar la verdad con los meollos del asunto.
No obstante, tan sólo contemplar la posibilidad de que esto así ocurra me hace pensar que siguiendo un simple proceso de teoría de juegos, este hombre, Diego Torres, tiene más que ganar que lo que puede perder. Y aquí se plantean dos opciones: está dispuesto a llegar al final y, en este caso, se demostrará que él es inocente, creando un revuelo de magnitudes inimaginables en la sociedad y sistema político españoles, o bien es sólo un farol que haga declarar a Urdangarín y asuma éste todos los cargos por los que es acusado.
En cualquier caso, y aunque exista la presunción de inocencia, todo el dinero malversado y desviado (de lo que hay pruebas) debería ser devuelto a la mayor brevedad posible. En caso de inocencia, ya habrá tiempo para devolverlo, con sus correspondientes intereses.
Eso sería un Estado del bienestar, de justicia, legal, como las personas lo entendemos.
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