El camarote de los hermanos Marx

Qué tremendo marrón les está tocando digerir a Rajoy y a doña Cospe para ocultar la verdad evidente de que su partido, con Bárcenas y la trama Gürtel a la cabeza, es un embrollo de financiaciones ilegales, pagos irregulares y fraudes contables y fiscales. Y si a esto añadimos los malísimos resultados electorales en Andalucía, con las muchas tensiones creadas, vemos que el PP empieza a ser como el camarote de los hermanos Marx. Eso es lo que parece ahora el partido de la calle Génova 13: un auténtico lío de entradas, salidas, corruptos, encarcelados, aforados, imputados, cabreados, equivocados, callados, palmeros, alborotados, versos libres, traidores, desleales

Cada uno de estos adjetivos tiene nombre y apellidos. Por no cansar al lector diremos solo los más destacados a nuestro entender. Alfonso Alonso, el vocero que nos insulta y ningunea para luego tendernos la mano al pacto, interesadamente para sacar rédito electoral. A Alonso le quieren hacer nuevo líder pepero, y él se deja. Pero Alonso tiene un oscuro pasado y peor presente. Otro de los que están tocando las narices a Rajoy es Núñez Feijóo, su paisano gallego. Los dos Alonso y Feijóo no representan a los grandes presidentes territoriales ni a los barones del partido, pero ya han dado un paso al frente para ser los próximos guías del PP.

Y el lío del camarote del partido de la calle Génova 13 es que Rajoy no tiene respuestas ausencia absoluta ante el descalabro de las elecciones andaluzas y la bajada estrepitosa en intención de voto del PP. También varios dirigentes acusan al registrador de la propiedad ajena, Mariano, de falta de discurso coherente y de réplica sobre el caso Gürtel y Bárcenas. Esta crisis del partido de la gaviota azul no se arregla con las frasecitas de Rajoy hay que arreglar algunas cosillas y errores cometidos, para poder mejorar la estrategia del partido en el futuro ¿Y ya está? ¿Eso es todo lo que va a hacer Rajoy a parte de afirmar bobaliconamente que todo va bien y que el partido marcha fenomenal. ¿Toda va fetén con una merma de más de 500.000 votos en las elecciones andaluces y bajada de 50 diputados a 33, perdiendo la mayoría desde 2011? A pesar de las bromitas de la vicepresidenta Soroya sobre la líder socialista andaluza Susana Díaz te vas a enterar, bonita; menuda campaña te espera, guapa, ni Rajoy ni Arenas ni ella han digerido bien el fracaso monumental de la perdida de votos en Andalucía.

Las previsiones del brujo pepero Pedro Arriola sobre el voto de los españoles al partido popular son que la gente confíe en la solvencia de la gestión eficaz del PP y en la recuperación económica (sobre todo la vuelta del valor del ladrillo, otra vez el boom inmobiliario). Pero hay un gran riesgo de perder poder consolidado. Y Arriola no lo controla todo debidamente, pues existen otros partidos que atraen más al electorado. Las luchas internas y la desbandada de anteriores votantes del PP hacia C´s y otros partidos, pueden partir el partido. Los problemas del PP actual son muchos, además de los ya indicados. Pero por encima de la mala comunicación, o el contar con voceros impresentables como Alfonso Alonso y Rafael Hernando, es que parte de la cúpula veterana del PP sigue imponiendo criterios a Rajoy. Varios ministros juegan a ningunear y a amenazar a los partidos de la oposición. Aguirre se permite de ir de verso libre, comprometiendo a sus correligionarios con eso no está el PP en su mejor momento. Y claro, enseguida añade la gran dama del PP: Vuelvo a la primera línea; aquí estoy yo y los míos para arreglarlo. Y a nada más que la dejen, lo hará a su manera.

Rajoy solo sabe confiar obtusamente en la economía en los buenos avances dice él de la recuperación económica. De cara a las elecciones autonómicas y a las generales de noviembre, ofrecerá a los españoles el oro y el moro: bajará impuestos; pregona que creará millones de empleos aunque sean basura y muy precarios. Dejará de lado las duras reformas ni se nombrarán este año No le oiremos decir que sigue en aumento el déficit autonómico y que la deuda pública supera ya el billón de euros, más del 100% del PIB nacional. Rajoy se empeñará en hacernos regalos electorales a mansalva, pero los españoles ya no le creemos. Su fatuo discurso huele a lo mismo de siempre. Toda la recuperación económica, tan cacareada por él, no llega al español medio, pero sí a las grandes empresas, sobre todo a las del IBEX-35. Millones de ciudadanos siguen abocados al desempleo, a la pobreza extrema y a la agobiante desigualdad, que tienen cifras parecidas a la España anterior a la primera guerra mundial, allá por 1910. A pesar del muy leve aumento del PIB, el gobierno del PP sigue siendo insensible a la realidad social española. Sus políticas de austeridad y las sangrientas reformas laborales han dejado muchos heridos y cadáveres sociales. Los ciudadanos pasarán factura, no solo al PP, sino a aquellos partidos que han apoyado y aplaudido sus políticas.

La pugna interna del partido popular es grave, una guerra entre familias y de engreídos barones. Y como haya otra hecatombe electoral en mayo veremos a Rajoy preparar las maletas; ya no estará al mando del barco en ese camarote pepero de la calle Génova 13. Y por cierto, la película de la escena del camarote de los hermanos Marx es mucho más divertida que ese contubernio que tienen entre manos algunos dirigentes de la formación política de la gaviota azul.