Y ahora, ¿qué?
No me gustaría a mí estar en la situación que les toca resolver a la junta directiva regional de Foro, ante la dimisión de quien estatutariamente fue elegido presidente de la de Oviedo y, a la vez, número uno de la candidatura a las elecciones municipales para el Ayuntamiento. Y manifiesto que no sería de mi agrado, pues la solución pasa por enfrentarse de un modo claro y diáfano ante lo que es el corazón del partido: su democracia interna.
En España, la elecciones primarias no están reguladas por ley, al menos hasta donde yo sé. Por tanto, queda una laguna jurídica que sólo puede ser rellenada con más democracia interna y con una clara voluntad de diálogo conducente a la unidad, frente a la tentación de aprovechar este oasis dentro de la ley de Partidos, para imponer un sustituto que no contaría con el respaldo de los afiliados, expresado, más mal que bien, en el I Congreso al efecto.
Hay que recordar, y por tanto a tener muy en cuenta a la hora de dar una solución, que si bien en los estatutos de Foro, en su articulo 22, se dice 1. Todos los militantes de Foro, de acuerdo con lo establecido en el artículo 21.2 de los presentes estatutos, tienen derecho a elegir directamente al presidente y a la comisión directiva de FORO.
En ninguno de ellos, salvo alguna excepción que desconozco, se ha hecho en total acuerdo, a lo establecido igualmente en el apartado f) los candidatos proclamados presentarán ante el pleno del congreso correspondiente su programa y el equipo que le acompaña para cubrir los órganos de dirección. Es decir: no se conocían de forma oficial los integrantes de cada candidatura, y sí que la elección se haría, y se hizo, para elegir al presidente, que a la vez sería el candidato a la Alcaldía.
Esto fue así, como digo, en todos los congresos (que así se definían en la convocatoria) que se han celebrado, incluido el de Oviedo. ¿Qué se puede extraer del resultado final del mismo, a la luz de dar una solución? Uno: que sólo se ha elegido al presidente y candidato. Dos: que en ningun caso fueron elegidos, y por tanto tampoco fueron ratificados, los miembros que acompañaban extraoficialmente a cada uno de los aspirantes. Buena prueba de ello es que las papeletas usadas para la elección sólo contenían un nombre.
Y ahora, ¿que?, nos preguntaremos todos ante el abandono de quien se ha impuesto a los dos candidatos que optaron a la elección. ¿Pasará el testigo al segundo más votado? ¿Disolverán la junta local de Oviedo en favor de una gestora, para elegir entre ella al candidato? He ahí la cuestión.
No es tarea fácil, al no estar previsto legalmente. Pero sí se debe tener muy en cuenta la voluntad de los afiliados. Y estos han elegido como número uno al hoy dimisionario, como segundo a José María Navia-Osorio, y como tercero a Andrés Llavona. Por tanto, a falta -por las razones que sean- del primero, lo más lógico es que se opte por el segundo. Ahora bien, dado que es una situación excepcional, caben, cómo no, otras posibilidades: un nuevo congreso, que a estas alturas sería materialmente casi imposible. Una imposición por parte del órgano superior. O un acuerdo de unidad, que llevara implícitamente la aceptación por parte de los dos aspirantes salidos del congreso al reconocimiento y aceptación de quien ha sido el segundo más votado y su reconocimiento para encabezar la lista a las elecciones.
Una vez llegado a ese pacto por la unidad (que pienso es la mejor opción), sólo quedaría elegir al resto que compondría el total de la candidatura. Para ello se ha de llegar a un consenso donde la proporcionalidad sea la tónica a seguir y en donde se debería tener en cuenta la situación actual en la que nos vemos inmersos y quién la generó, a fin de subsanar en lo posible la repetición de hechos de esta naturaleza. Partiendo de errores conocidos, hay que elaborar con objetividad el resto de quienes acompañarían al candidato, con una clara visión de unidad, generosidad y efectividad, y donde se tendría en cuenta a todos los miembros de las candidaturas que se presentaron al congreso.
Ésta es sólo mi modesta opinión, que nace de un sentimiento de justicia y de servicio a Oviedo, a Asturias y a Foro. Para lo cual estaría dispuesto a ceder en todo aquello en que yo pudiera salir favorecido para que en Oviedo haya un alcalde como José María Navia-Osorio y unos candidatos que reflejen el espíritu de 2011, viniendo a servir y no a servirse.
¡Ahí está mi mano!
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