Queridos políticos
Queridos políticos: soy un Juan Español cualquiera y estoy harto. Harto de tanta incompetencia, harto de su egoísmo, harto de su falta de espíritu de servicio. Ocupados en mantener sus privilegios y despreocupados de las necesidades y el sentir de los ciudadanos, han llevado a este nuestro país a la cima de la mediocridad. Lejos de la excelencia académica, de la investigación puntera, lejos de los centros de decisión mundial. En cambio, somos líderes en fracaso escolar, en paro, en déficit exterior, en chapuzas.
Estamos lejos del corazón de Europa y muy cerca del populismo de Latinoamérica.
Queridos políticos: gracias a su egocéntrico afán de poder han contaminado la mayoría de las instituciones, que han perdido todo prestigio democrático. Si la Justicia no es independiente y ágil, si el fiscal general del Estado es un apéndice del Gobierno, si pueden torcer las leyes en beneficio partidario, si son cuasi impunes ante determinadas fechorías, dígame ¿en qué queda el Estado de derecho?
Queridos políticos: la democracia es algo más que elecciones periódicas, algo más que votar listas cerradas impuestas por los oligopolios de cada partido y en las que casi nunca van los mejores, sino los más dóciles. Democracia es algo más que votar unos programas que nunca se cumplen, algo más que elecciones de las que salen gobiernos de coalición que violan la esencia de los programas. La democracia es, entre sus múltiples acepciones, discusión pública (Amartya Sen) para lo cual es fundamental contar con ciudadanos bien formados e informados, ciudadanos con opiniones propias y los adecuados cauces de participación para poder expresarlas, algo que a ustedes les motiva más bien poco.
Queridos políticos: váyanse ya. Por favor, váyanse todos. Disuelvan los parlamentos, convoquen elecciones y absténganse de participar en ellas. Dejen que llegue gente nueva comprometida con la ética, con el sacrificio, con el mérito, comprometida con el servicio a los demás. Savia nueva que consiga rehacer a la gente, que nos convoque a todos a trabajar por una España unida y fuerte, de ciudadanos libres e iguales, solidaria y plural. Una nación europea y occidental, abierta al mundo y con el peso que le corresponde en el contexto político internacional.
Las utopías de hoy son las realidades de mañana. Por ello, aunque soy mayor, y por el bien de las generaciones futuras, creo en utopía.
Queridos políticos: gracias por hacerme caso.
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