Ni somos ni podemos
Ni somos hijos de la casta ni podemos ir a la Universidad porque las matrículas meten miedo y nuestros padres están en el paro.
Ahora vienen los hijos de estos, que sí pudieron ir a la Universidad a decirnos a la gente del barrio que es a ellos a los que hay que votar.
Hace días escuchaba a Joaquín Leguina en una tertulia de televisión comentar que cuando les planteó Errejón o Pablo Iglesias a Bono y a Zapatero la posibilidad de salir de la OTAN, se quedaron sin saber la respuesta y, añadieron, "qué va a pasar si esta gente llega al poder…". Añadiré que ellos, los socialistas, estaban en los años ochenta pidiendo en el puente de la calle Ramiro I en Oviedo la no entrada en la OTAN, y alguno de los que allí estaban llegó a ser eurodiputado por el Partido Socialista.
Con las próximas elecciones vuelven las puertas giratorias, el que antes iba de concejal ahora va de alcalde y el que antes iba de diputado ahora aspira a presidente de la comunidad. Luego están los que esperan que no giren del todo, no vaya a ser que salgan por la ventana. Y al final están los que, cambiando de bando, aspiran a un puesto de consolidación. Y, por último, quedan los que va recogiendo el coche escoba y son admitidos como asesores.
Hace días leía en los diarios regionales que uno de los nuevos a formar parte de una candidatura cuando el redactor le preguntaba por qué aceptó, la contestación no se hizo esperar: "Se lo debía a la ciudad". ¡Claro!, no iba en el puesto dieciocho…
Otro candidato explicaba en la prensa que van abrir el Tabularium, museo y patrimonio de la familia Manzanares. Se nota que nunca estuvo allí, aquello es poco más que un trastero donde la familia guarda parte del Prerrománico más antiguo.
Lo que debería pedir es un lugar preferente en el Museo de Bellas Artes de Asturias, ya que con los 18 millones de euros que costó se podría haber habilitado una sala para él.
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