Plantar cara a la traición
En la época en que vivimos abundan los traicioneros. Traicioneros de España, traicioneros de la democracia, traicioneros de las libertades, traicioneros de la paz y de la concordia, traicioneros de nuestras creencias.
Tenemos que convivir con ellos, pero también tenemos que plantarle cara para que no usurpen nuestros derechos, para que no esclavizan nuestras vidas dejándolas a merced de sus caprichos, de sus crueldades, de sus atrocidades, de su insensibilidad humana y social.
Por lo tanto tenemos que plantarle cara a esta banda de personajes insensibles e inhumanos que se extiende por todo el mundo.
Tenemos que plantarle cara y ofrecer alternativas sociales, políticas y humanitarias para detener esta debacle internacional que nos oprime y quiere destruirnos.
A continuación quiero dejar unas reflexiones para que cada uno lo adapte a su situación personal y entre todos podamos luchar eficazmente contra esta generalizada, inhumana y deshumanizada lacra social.
Para detener tan execrables lacras sociales:
Hemos de luchar más eficazmente contra el terrorismo islámico o islamista que nos invade. Hemos de luchar, de una manera exigente y decidida, contra la corrupción; esté donde esté y se encuentre donde se encuentre. Hemos de luchar, sin tapujos y más generosamente, contra el hambre en el mundo. ¡Se puede hacer mucho más! Hemos de luchar más contundentemente contra la pérdida de Valores que nos corrompe y deteriora nuestra existencia. Hemos de emprender una batalla personal para ser mejores ciudadanos, mejores personas, mejores seres humanos. Luchar para ser mejores. Hemos de desterrar de nuestra vida el egoísmo y la soberbia y acercarnos a la generosidad y a la solidaridad. Hemos de recuperar el concepto de virtud y trabajar más y mejor para mejorar virtudes como la lealtad, la honradez, la limpieza, la transparencia. Hemos de dejar de mentir, mentir y mentir y apostar decididamente por la verdad. Realidad está tan maltratada en nuestros tiempos. Hemos de trabajar por conseguir la dignidad de todos los seres humanos sin distinción. Hemos de liderar desinteresadamente la bandera de la libertad. Hemos de vencer la esclavitud, total o parcial, allá donde se presente. Hemos de fomentar la educación como pilar básico para construir la verdad democrática y social. Hemos de respetar la religión como fundamento sólido y como pilar del que emana la vida, la concordia, el dialogo y la justicia. Hemos de buscar la paz como el bien más preciado y como nuestro gran tesoro. Hemos de ser: coherentes, comprensivos, transparentes y respetuosos.
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