Los recogepelotas
El pasado domingo, a la finalización del encuentro que enfrentaba en El Molinón al Real Sporting de Gijón y al Deportivo Alavés, según lo reflejado en el acta arbitral, se profirieron graves insultos hacia el árbitro y sus asistentes por parte de los recogepelotas, quienes se da la circunstancia añadida de que habían sido "expulsados", cinco minutos antes de acabar el partido, ya que el colegiado consideró que estaban perdiendo tiempo de forma deliberada a la hora de cumplir con sus funciones. Más que curiosa esta decisión cuando el mismo árbitro, había permitido durante todo el partido perder tiempo a los jugadores visitantes, ante la desesperación y protesta cada vez mayor de la grada.
A raíz de estos hechos denunciados por el colegiado, el club sportinguista se apresuró a emitir una nota pública de disculpa, anunciando además, medidas disciplinarias contra los acusados, niños de entre diez y doce años, todos ellos jugadores de equipos pertenecientes a la cantera de Mareo.
Partiendo de la premisa indiscutible de que siempre ha de condenarse cualquier tipo de violencia física o verbal, sí me gustaría valorar algunos aspectos.
En primer lugar, resulta un tanto grotesco el que un árbitro, después de una actuación tan lamentable como la protagonizada por el personaje en cuestión, Sánchez Martínez (ni tan siquiera tiene apellidos de árbitro), se tome la molestia en el acta oficial del partido, de ejercer de vulgar chivato frente a unos niños, que nadie pone en discusión que hayan pecado de maleducados, pero que no dejan de ser unos niños. Una llamada de atención de los hechos a nuestro delegado (a quien aprovecho para desear la más pronta y feliz de las recuperaciones), hubiera surtido el mismo efecto o incluso mayor (¡qué niño no se arrepentiría y pediría perdón, si es Quini quien le llama la atención!), y no habría generado toda esta polémica, que va camino de eclipsar lo que debería haber sido el único y verdadero escándalo que se dio el domingo: el enésimo arbitraje en contra del Sporting.
Por otra parte, está muy bien (y queda también muy bien) que un club que ha de preservar siempre y ante todo su buen nombre, además de inculcar unos valores éticos y de comportamiento a todos los que forman parte de él (aquí incluiría por cierto a sus directivos), reaccione pidiendo disculpas a quien corresponda. Pero a partir de ahí, debería apostar más por poner todos los medios posibles (educativos fundamentalmente), para que jamás, ni los recogepelotas implicados, ni ningún otro niño perteneciente al club, vuelva a protagonizar un hecho semejante, antes de poner ese énfasis en el anuncio a bombo y platillo de "medidas disciplinarias" contra repito, quienes son unos niños. Bien parece con ello que tuvieran en mente propinarles unos azotes. Seamos serios: "medidas disciplinarias" se imponen a los jugadores profesionales y si somos coherentes, a quien de verdad habría que imponérselas sería a los árbitros como el del domingo, que a una aptitud más que dudosa unen una actitud deplorablemente chulesca.
Porque del mismo modo que el Sporting emitió su nota de disculpa, ¿cuántas de estas notas nos deberían a nosotros el estamento arbitral, con el inefable Sr. Díaz Vega a la cabeza? Parece ser por cierto, que próximamente los árbitros tendrán una de esas "jornadas de convivencia", en las que no se sabe muy bien de qué hablan o a qué sirven. ¿Repasarán tal vez alguno de los ocho o nueve penaltis no señalados al Sporting este año? ¿O tal vez revisarán las "portentosas" actuaciones del próximo árbitro que habremos de sufrir, Munuera Montero (este sí tiene apellidos para ejercer como tal), el mismo que en la primera vuelta concedió contra nosotros al Albacete un gol marcado con la mano y en la vuelta en El Molinón, se comió un penalti, no de libro, sino de enciclopedia, cometido a Jony? Suena de verdad a reírse en nuestras propias narices. ¿No es lo que parece?
Aúpa Sporting!
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo