Más sobre Grass
Tiene razón el señor Rolf Bayebach al señalar “algún error de bulto” en mi artículo necrológico sobre Günter Grass, por lo que pido disculpas por confundir las “juventudes hitlerianas” con la Waffen-SS; pero como se suele decir por aquí, “todos comen de la misma sopa”.
En una dictadura muchas cosas que se hacen son obligatorias y, como decía Churchill, en las democracias no hay juventudes organizadas políticamente. Por otra parte, la ideología de un escritor importa poco al juzgar su obra, a no ser que sea abiertamente partidista, como Neruda. En el caso de Grass, es obvio que lo que se hizo en la juventud no tiene por qué influir sobre las actitudes e ideas de la madurez. Mas en el caso de Grass se dan algunas circunstancias para él adversas. Era un hombre público; se había convertido en portavoz y referencia moral de unas ideas opuestas a aquellas que le habían forzado a desfilar con camisa parda siendo joven; y, por volver al refranero, fue él mismo quien “levantó la pieza” al rememorar públicamente su pasado. Pasado que era de sobra conocido, pero que hasta que él no lo hizo público, sus antiguos amigos de la izquierda progresista prefirieron mirar hacia otra parte. De no haber confesado Grass que había sido nazi, nadie se lo habría reprochado.
Ignacio Gracia Noriega
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