Yo apoyo a Zapatero
El presidente del Gobierno español propuso ante la Asamblea General de Naciones Unidas el pasado 26 de septiembre una moratoria universal de la pena de muerte para 2015. Suscribimos esta petición, pues estamos a favor de la vida, de toda vida humana.
También la acaba de suscribir el presidente socialista de Uruguay, Tabaré Vázquez, interponiendo su veto contra la propuesta de ley de Despenalización del Aborto. Un buen éxito del señor Zapatero. Esto sí que es abolición total de la pena de muerte.
Pero la propuesta del señor Zapatero no está completa. Si hay algún tipo de pena de muerte especialmente terrible y atroz es el aborto. Los condenados a la pena capital han tenido, en muchos países, un juicio, un abogado defensor y un proceso jurídico en el que normalmente se cuidan con especial esmero todas las garantías necesarias. Incluso cuando la pena de muerte está vigente en algún país, también se cuidan de aplicar los métodos menos cruentos y doloros para el reo.
Sin embargo, el ser humano no nacido no tiene voz, no tiene defensa posible, no se puede esconder o escapar. Ninguna garantía procesal se le aplica y, una vez decidida su muerte, los sistemas que utilizan son extremadamente crueles y doloros, como la introducción de un ácido que lo quema y deshace, la absorción y paso por una trituradora, etcétera, por lo que su ejecución se convierte en el más atroz y horrible crimen que la humanidad pueda perpetrar.
Y esto, considerando la enorme magnitud de las cifras de muerte por aborto en todo el mundo, unos cincuenta millones al año (579 cada segundo), lo convierte además en el genocidio más masivo de toda la historia de la humanidad. Para hacerse a una idea, se mata a algo más que a toda España cada año o a toda Europa cada ocho años.
Y España, como no podía ser menos, aporta cien mil muertos «legales» de estos inocentes y otros tantos estimados en dinero negro, que es el colmo de la barbarie, del cinismo y de la insensibilidad de una parte de españoles y de su Gobierno.
Al presidente Rodríguez Zapatero le urgimos a incluir en su propuesta de moratoria también las ejecuciones por aborto. Parece esquizofrénico que mientras que el Presidente hace estas propuestas, doña María Teresa, su vicepresidenta, esté ocupada, bastante ocupada, en ampliar los límites, si es que verdaderamente los hay, de la mayor causa de muerte en toda la historia de España, el aborto.
Termino con el titular: Apoyo al presidente del Gobierno a que incluya la abolición de la ejecución de la pena de muerte por aborto en su propuesta en su país. Para ello no tiene que desplazarse a ninguna cumbre de gobiernos ni de las Naciones Unidas. Desde su propio despacho.
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