Lo público
Esta nota nace al hilo de la noticia “Trillo y Pujalte asesoraban a empresas”. No voy a juzgar si las empresas tenían vínculos con la Administración, si la asesoría fue en conversaciones, o si ésta está declarada fiscalmente. He leído que 86 diputados ( más del 25%) compaginan el trabajo político con otros trabajos; no sé si contemplan los bufetes de abogados y las asesorías a sindicatos.
Cuando era joven, pude entrar primero en el PSP y después en el PSOE; no me sentí capacitado para la cosa pública, o eran otros tiempos, o yo, desde luego, era un iluso, lo que hoy se llama un pagafantas.
Ser diputado es una opción, a nadie obligan, meterse en política es opción ética, la de “servir a los ciudadanos”, nadie puede ser juez y parte; si se es diputado, se tiene acceso a documentación restringida y ésta, quiérase o no, conforma nuestra opinión.
La defensa de lo público debe ser algo que ocupe “full time” al diputado; y si éste no puede vivir con su sueldo, o bien pide un aumento o, simplemente, no se presenta a diputado.
Me imagino que cuando se habla de diputado se hace extensible a senadores y a los miles de diputados autonómicos.
Cuando el recinto de las Cortes se muestra vacío, se suele decir que “están trabajando en diferentes casos públicos”. Ahora permítaseme que lo ponga en duda ¿Está en lo público o en lo privado?
No se pueden cambiar las normas una vez aceptado el trabajo. ¿Qué le parecería a un empresario si un trabajador decidiera alternar con otro trabajo sus horas de empresa porque “es que el sueldo no llega”? ¡Lo que sí le va a llegar es la carta de despido!
Además, me gusta pensar que nuestros representantes son empleados nuestros y de nadie más, y que están ahí para solucionar nuestros problemas, y nada más.
Leyendo esta noticia, me doy cuenta de que sobran diputados porque a los actuales les sobra tiempo.
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