Ayudar al que de verdad lo necesita, predicar con el ejemplo
Tenemos que ponernos en el lugar de la gente que, por los motivos que sean, está pasando necesidad; que fuesen nuestros hijos o nietos...
Si con estas cuatro líneas que mando a LA NUEVA ESPAÑA fuese capaz de convencer a una docena de personas, incluyéndome yo, de beber menos, fumar menos, de cosas que nos están perjudicando la salud.
Todos los que tenemos una nómina o una pensión sí podemos ayudar a niños que lo necesitan.
Para mí, tirar el pan a la basura, como yo lo veo, es una falta de respeto para los necesitados.
Aquí no voy a hablar de ladrones y estafadores, que vienen todos los días en vuestro periódico.
Pero sí voy a contar una historia cierta, que me contaron unos familiares, por lo que digo que hay predicar con el ejemplo.
Eso pasó en un pueblo. Pasa por allí un hombre y pide a la puerta de una buena señora, que le da una limosna; pero en este tiempo venían su marido y el cura del pueblo, y el cura le pregunta que si le había dado limosna, dijo que sí y el cura le responde que va a ser para gastarlo en el bar. Ella, con mucho desparpajo, le contesta: "De dónde venís tú y mi marido, más que del bar, ¿es que él no tiene derecho a tomar algo?
Podría seguir escribiendo mucho más, pero creo que a buenos entendedores con pocas palabras bastan.
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