Uno de los regalos de Llosa
Entre los muchos regalos que nos va a dejar el “excelentisisisísimo” señor alcalde Eduardo Llosa, que para llegar a la poltrona tuvo que dar un “golpe de Estado” en compañía de los no adscritos (ahora llámense así, antes llamábense traidores, tránsfugas, etcétera), están: la zona azul, el doblar el catastro, y unas cuantas lindezas más, siempre recaudatorias (no se sabe para quién), pues no revierten en el concejo. Pero como el “personaje” es del planal, pensó un día: “Voy a favorecer a los pobres vecinos de Carbayín y sus alrededores, para que cuando llueva un poco más de la cuenta, voy a regala-yos una visita turística, por Carbayín Alto, Gargantada, Bendición o, si prefieren, Carbayín, Pumarabule, Lamuño, Trespando, La Secada, Lieres, para poder coger la autovía minera, por un lado, y la autovía de Siero, por el otro, respectivamente”. Cualquiera de los dos recorridos, teniendo suerte y andando rápido, suponen veinte o veinticinco minutos de propina y 12 o 14 kilómetros de más, con el consiguiente gasto que acarrea la ida, y por supuesto la vuelta. Y que no se tenga que repetir dos veces o tres al día.
Alguno pensará, ingenuamente, “son cosas de la naturaleza, que culpa tien el pobre alcalde”. Pues más bien, según mi opinión, son fruto de la incapacidad, la incompetencia y la falta de eficacia en la gestión de un pésimo alcalde que sólo se dedica a figurar y a salir en la foto con una sonrisa ficticia, tan falsa como su actitud para con los ciudadanos de Siero.
El problema (para los que no conocen la zona) surge en veinte metros, no más, que comprenden diez metros para abajo y otros diez para arriba, que provocan en el medio un embalse de un metro de desnivel con respecto al de los lados. Eso, unido a que se tapó un pequeño arroyo que bajaba del Camín de la Teyera de Castiello, provoca que, en cuanto llueve un poco más de la cuenta (dos días seguidos), se acumulen ochenta centímetros de agua en veinte metros de carretera, con el consiguiente corte de tráfico durante tres o cuatro días. En este caso, la actuación del Ayuntamiento, se limita (una vez que algún coche queda varado en el agua) a poner una cinta a cada lado del agua y un cartel de carretera cortada. Que luego, cuando el agua se filtra (por propia naturaleza, pues nadie hace nada para evacuarla), no se acuerdan de quitar el cartel, dándose el caso de que una vez libre de agua la carretera, la gente sigue dando la vuelta.
El problema tiene fácil solución: con limpiar el río, meter un tubo de mayor sección, canalizar el agua que baja del camín de Landia y levantar un metro la carretera (en los ocho o diez metros del medio), se acabó el problema.
Con el dinero que se despilfarró en esta legislatura, esto son cuatro duros, pero hace falta un poco de sentido común y voluntad política para solucionarlo; es mejor peatonalizar Ildefonso Sánchez del Río, para así obligar a la gente a dar vueltas por la Pola a lo tonto, pues si no encuentres aparcamiento antes de llegar a determinada zona, tienes que dar la vuelta a media Pola, y volver a empezar.
En fin, de estos tres últimos años de gobierno municipal y de sus incongruencias, habría para escribir un libro, pero me conformo con que sean los últimos de este mal alcalde y de los que lo ayudaron a serlo, que se fueron posando del tren poco a poco. Todos ellos, por dignidad, no se deberían presentar nunca más a ningún cargo público, pues han hecho digna de crédito la deslealtad hacia sus partidos y, sobre todo, a sus votantes.
Bueno, amigos de Siero, ya que están cercanas las elecciones, a ver si por fin echamos a todos esos personajes de la política, pues demostraron con creces que no sirven para esto, y que les importa un comino la opinión de los ciudadanos.
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