A nuestro querido Arzobispo
Si el político Llamazares de IU tuviera un poco de sentido de Justicia no hubiera hecho las declaraciones ofensivas que LA NUEVA ESPAÑA publicaba el miércoles pasado, en las que entre otro epítetos atribuía a D. Jesús, nuestro arzobispo, el inconcebible de "misógino". Este despropósito es muy utilizado por los que además de injustos no tienen razón, como insulto inmerecido.
Se comprende muy bien la impaciencia, la angustia, los deseos inquietos de quienes, con un alma naturalmente cristiana (Cfr. Tertuliano, Apologeticum, 17), no se resignan ante la injusticia personal y social que puede crear el corazón humano. Este es el caso de nuestro buen Arzobispo, cuando denuncia la injusticia, sin temor a las críticas del tipo que sean.
Tener la suerte de que un hombre tan sabio y justo esté dirigiendo la diócesis de Oviedo es algo que a los católicos nos reconforta y salir en su defensa ante ataques de quienes quieren hacer méritos políticos utilizando el insulto y la demagogia es un honor.
Te seguimos queriendo, D. Jesús, continúa iluminándonos con tu sabiduría cristiana.
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