Valdediós tiene tirón
La Hermandad de Antiguos Alumnos y Amigos de Valdediós acaba de celebrar su encuentro anual en Valdediós. Una idea agarrada obsesivamente a las almas de todos: Valdediós no puede eclipsarse. Valdediós continúa teniendo vida. Valdediós sigue siendo el aglutinante para miles de mentes y corazones.
El presidente de la Hermandad, Severino Alvarez Zaragoza, que se mueve por el mundo de las relaciones sociales como Pedro por su casa, movió hábilmente los hilos de la trama de la Hermandad y consiguió llenar a rebosar la iglesia monástica de Santa María, con casi doscientos fieles evocando sus devociones de niños a la Señora.
Hubo concelebración de la santa misa, que me he honrado en presidir. En la homilía tuve palabras encendidas para el papel que está jugando la Hermandad, para que no decaiga la ilusión. Valdediós enlaza el presente con lejanísimas tradiciones hispano-mozárabes, que, contando con la presencia del arzobispo, don Jesús, y con el buen hacer del arcipreste de Villaviciosa, don Gaspar Alvarez Muñiz, y los sacerdotes del Arciprestazgo villaviciosino volverá a convocar a cuantos amamos Valdediós para la celebración de la fiesta de Santa María, el día 18 de diciembre, la principal en honor de Nuestra Señora, que celebra la liturgia hispano-mozárabe. Todavía me rezuma en el alma el regusto y la ilusión con que escribí y glosé la última celebración del año 2014.
En la celebración de la pasada fiesta de San José Artesano, una vez más todo resultó a la perfección. Un acto entrañable, en que, con todo, una cosa eché en falta: que el párroco de Santo Domingo de Miranda, don José Manuel Feito, recitara, como siempre, su poesía anual a Valdediós. Quiero encarecerte, amigo José Manuel –aunque comprendamos la situación de este año– que no nos dejes ayunos de esos versos tuyos que tanto nos encandilan y nos saben a mieles y nos hacen tener la antología de los mismos como libro de cabecera, todos cuantos mucho amamos Valdediós.
Subtítulo: Encuentro anual de la Hermandad de Antiguos Alumnos
Destacado: Un día para la añoranza de un Valdediós redivivo, que ahí nos abre acogedor los brazos, enhiesto y glorioso, aguardando la llave de oro que dé paso a una comunidad monástica
¡Cómo nos entusiasmó el guía del Monasterio, Roberto Carneado, en la visita al Conventín y al recinto monástico! Emocionaba la relectura de la lápida fundacional del cenobio valisdeyense, “siendo abad Juan Cuarto y obispo de Oviedo, también Juan y Maestro de Obras Galterio”. Y en Conventín, la lápida consecratoria de los siete obispos que consagraron la veneranda “Basílica en los dieciséis días de las Kalendas de Septiembre de la era de novecientos treinta y uno y año del Señor de ochocientos noventa y tres.
Para quien esto escribe, un enlace vivencial con las celebraciones del undécimo centenario, la efeméride de la consagración, en nueva lápida que parafrasea el acontecer de aquellas kalendas lejanas vinculado a la continuidad. Y tantos datos como en boca del guía Roberto fueron desgranándose como una lluvia callada y mansa sobre tantos afectos de mentes y corazones. Un día para el repique a fiesta de las campanas del vetusto Valdediós. Un día para la añoranza de un Valdediós redivivo, que ahí nos abre acogedor los brazos, enhiesto y glorioso, aguardando la llave de oro que dé paso a una comunidad monástica, que dé vida plena a tantas glorias acumuladas por los siglos entre el Conventín y el monástico recinto valisdeyense, que hagan resonar con sus voces a prístinas plegarias: “Por doquier te aplauden las multitudes, oh Cristo, porque des vida a lo que estaba muerto”.
Estamos resignados, querido don Jesús, a esperar ansiosamente con usted por esa comunidad monástica que vivifique tantas esperanzas compartidas y hechas, con la suya, una.
Las piedras de venerabilidad de Valdediós se hacen oración encendida. Plegarias, oraciones desgranadas en lo secreto de tantos corazones como amamos con toda el alma el sagrado recinto. Un como embrujo nos aglutina, una vigencia perenne de amores, una ilusión compartida de ardores en el hondón de nuestras almas: Valdediós monástico, Valdediós redivivo, Valdediós hecho perpetuidad, hecho meta, convertido en ilusionado objetivo.
Que la Virgen de la Asunción, que Ella Santa María la Gloriosa; que el Salvador de todos los hombres, Cristo Jesús, Señor Nuestro, escuchen nuestras plegarias anhelantes, que el Bautista Juan y el Apóstol Santiago, desde los altares a ellos dedicados, nos oigan y la vida monástica retorne pletórica y esplendorosa a nuestro Valdediós del alma.
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