Consideraciones ante el 24-M

Ya estamos en el mes primaveral por excelencia. Los ciudadanos de Asturias en general y de Oviedo en particular tienen la ocasión el próximo día 24 de volver a ejercer su derecho libre y democrático para elegir quiénes sean aquellos que nos gobiernen durante el próximo cuatrienio.

Es muy cierto que cuatro años es un número considerable cuando se tiene cierta edad: no así para la historia de un pueblo, concejo o comunidad, donde este tiempo no es nada. Pero la realidad es que todos tenemos la obligación moral de participar en construir un futuro -corto para los más jóvenes, que lo pueden cambiar, y largo para los que no-, aunque a algunos se nos vayan agotando el tiempo y las posibilidades de poder ser elegibles en los comicios siguientes.

La situación política actual -ya lo he manifestado en muchas ocasiones- es por primera vez la más compleja desde que existen elecciones libres en España. No obstante, también pueden convertirse en las más fáciles, si se vota más con la cabeza y menos con el corazón. O con la razón antes que con la pasión. Por eso quienes tengan un conocimiento basado en la experiencia seguro que no optarán por quienes se presentan con el lema tan manido de "la imaginación al poder" (muy de la Revolución Francesa, y todos sabemos en qué terminó) o aquella de "sé razonable y pide lo imposible". Me atrevo a decir que ahora toca para la mayoría elegir lo que muchos denominamos como "el mal menor". Por eso, al menos en mi caso, seré de los que opten -en esta ocasión- por asegurar lo que existe, sin embarcarme en hacer experimentos, que pueden terminar como "el rosario de la aurora"

Hay, y es muy respetable, quienes no están de acuerdo con que la representación política recaiga en su mayoría en dos o tres partidos a lo sumo; campañas interesadas a ese tenor existen en todos los "mentideros políticos", pero sí un razonamiento más o menos empírico. Por lo cual, y siendo pragmáticos, no han dado mal resultado en la España actual y en aquélla en la que se han tenido que salvar situaciones de crisis y de cierto desconcierto dentro de la sociedad española.

La estabilidad de Gobierno, en cualquiera de los ámbitos en los que se celebran las elecciones, es mucho más efectiva que las "jaulas de grillos" en las que se pueden convertir ayuntamientos, diputaciones o parlamentos autonómicos, como es el caso de Asturias.

Dejarse influir por quienes han sembrado dudas sobre la honradez de quienes tienen cargos electos, con una generalización que es de por sí injusta, sólo favorece a quienes quieren que se quiten unos para ponerse ellos. Por otro lado, cuando alguien nos quiera remitir a los hechos, es decir, a los casos de latrocinio que se han destapado de cuatro años a esta parte, no pueden en justicia hacer culpable al Gobierno que los ha hecho aflorar. De nada nos sirve que ahora digan que hay corruptos. O que hay más que antes. ¡No! La corrupción existió y existirá siempre, lo único que se necesita es desarrollar reglamentos más que leyes, para hacerla mucho más difícil. Dotar a los cuerpos nacionales del Estado como son secretarios e interventores de medios para que sean los verdaderos fiscalizadores de la acción de los partidos dentro de las instituciones; pues ante un acto de prevaricación -por ejemplo- ha tenido que existir algún fallo en la intervención de estos órganos, cuando no cierta complicidad.

No es la política de por sí corrupta, son corruptas algunas personas que acceden a la política. Ni tampoco lo es, como norma general, aquel Gobierno que la hace pública, aunque ésta le salpique por ello. Al día de hoy, se puede hablar de ella porque el actual Gobierno la sacó de la impunidad en que ha estado "guardada" durante tantos años. ¿O acaso alguien puede afirmar, con un mínimo de rigor, que los políticos se han corrompido desde que el centro derecha gobierna en España...? Radicalmente, no. Un ejemplo de ello lo tenemos en Asturias y otro en los casi 25 años de gobiernos socialistas en España. Así es que durante todo el mandato de la izquierda "honrada" sólo han sido capaces de sentar en el banquillo a una "folclórica" como Lola Flores y a un empresario como fue el caso de Ruiz-Mateos. Ése es todo su bagaje de quienes ahora son los abanderados de la "decencia". O los que critican lo que llaman amnistía fiscal, cuando ellos mismos han realizado al menos dos. La última, con Zapatero.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, creo que podemos tener algún elemento de juicio para no poner nuestras pensiones, nuestro erario público, en general, en manos de cualquiera que nos "venda" el ciento por uno aquí.

Así lo espero.