Cáncer y Bomberos de Asturias

El Congreso internacional sobre catástrofes, organizado por la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos y desarrollado en Alcorcón, Madrid, el pasado mes de marzo, logró, en su jornada inicial, conmovernos a todos los asistentes al escuchar a María Belón, protagonista real de la película "Lo imposible", hablar sobre el tsunami de Tailandia de 2004. Nos recordó que el primero en socorrernos ante cualquier situación en la que nos veamos envueltos será nuestro vecino, no los bomberos, los médicos o los policías, y será él o ella quien, a través del teléfono de emergencias del lugar de la tierra en el que te encuentres, alertará a los servicios correspondientes, de ahí la necesidad de formar a la población. Coincide su visión con una de las apuestas que hacía el primer proyecto de Protección Civil del Gobierno del Principado de Asturias en el año 1985, el proyecto de bomberos voluntarios.

Pero ha sido la presentación sobre los "Nuevos métodos de limpieza de equipos de protección para la lucha contra el cáncer", expuesta por Tommy Verminck, ingeniero representante de seguridad civil del Ministerio del Interior de Bélgica, la que me ha llamado la atención sobremanera al recordar la reciente y manifiesta presencia del cáncer entre bomberos asturianos de distintos servicios que aún hoy desarrollan su actividad laboral.

Siguiendo al señor Verminck, el IARC (Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer), en diciembre de 2005 incluye a los bomberos en la clase 2B de posibilidad carcinógena. Los productos a los que están expuestos son el benceno, el benzopireno, el butadieno y formaldehído. Los tipos de cáncer que identifica son el cáncer de piel en la zona de la garganta, de próstata y testicular. Los primeros estudios se hacen entre 2006 y 2009 por el doctor LeMasters, en la Universidad de Cincinnati. Determinan la relación entre la profesión de bombero y el cáncer. Estos estudios hacen un metaanálisis cuantitativo y cualitativo en treinta y dos estudios que recogen la monitorización de 110.000 bomberos con biomonitorizaciones adicionales, descubriendo un riesgo mayor de alcanzar el cáncer entre los bomberos que entre el resto de la población. La Asociación Médica Americana, en 2010, concluye: LeMaster está en lo cierto, necesitamos hacer algo, pero ¿cómo?

La Comisión Europea, en 2013, promueve que se recojan los estudios que hay hasta la fecha sobre el asunto. Estudios similares a los de la UE aparecen en la península Escandinava y el Benelux, hechos sobre 16.420 bomberos. Concluyen que la esperanza de vida de los bomberos es siete años inferior a la de la media. Se aborda un plan de acción que incluye una investigación universitaria multidisciplinar entre los bomberos belgas de Amberes después de sus intervenciones en incendios y en accidentes de tráfico. En la biomonitorización aparecen concentraciones de benceno entre el 28,5 y el 37,5 por ciento y de PAH (hidrocarburos poliaromáticos-hidroxipireno) entre el 68,8 y el 85,7 por ciento. La conclusión es que la absorción gastrointestinal es casi imposible, la absorción por inhalación se evita con los equipos de respiración autónoma y queda la posibilidad de absorción a través de la piel, previo paso por la ropa de trabajo de intervención o equipo de protección individual. A partir de ahí, el Ministerio belga recomienda al Centro de Investigación Textil Belga (Centexbel) que determine si los trajes de bomberos están realmente contaminados; si es así, cuáles son las sustancias dañinas, cuál es su toxicidad y cuál es su alcance; y, por otra parte, hasta qué punto el alcance de estas sustancias puede penetrar a través del traje. La respuesta de Centexbel, analizadas todas las capas de los trajes de bombero, es que estos están contaminados, las sustancias contaminantes son los hidrocarburos poliaromáticos altamente carcinógenos y compuestos volátiles orgánicos de sustancias dañinas, y añade que es imperativo apartar esta contaminación de la ropa. Finalmente, después de probar con distintos métodos de limpieza, la conclusión es que el más eficaz es el que utiliza CO2 (dióxido de carbono), reduce la presencia de PAH en un 97 por ciento y la de hidrocarburos la deja casi imperceptible.

A la vista de los casos conocidos de la presencia del cáncer entre los bomberos de Asturias y ante la ausencia de estudios sobre el cáncer relacionado con bomberos en Asturias y en España, podría decirse que los bomberos asturianos se encuentran en la misma senda que sus correligionarios del norte de Europa y Estados Unidos. A la vista de esta situación, es deseable que los servicios de bomberos asturianos aborden preventivamente la limpieza de cubrepantalones y chaquetones con CO2, al tiempo que las autoridades y profesionales de la prevención de riesgos laborales, particularmente la medicina y la investigación sobre el cáncer en Asturias y en España, se sumen a las iniciativas en este sentido de la Comisión Europea.

Eugenio García Rodríguez, exjefe de intervención de Bomberos de Asturias,

Oviedo