Derecho de réplica a una carta llena de injurias

Con independencia de las acciones legales que pueda adoptar contra la injuriosa carta de un señor que firma con el nombre o pseudónimo de I. A. desde Londres (no sé si estará allí de periodista o lavaplatos por algún tugurio de Picadilly porque no conocen su nombre ni en la aldea donde su madre lo abatanó)

Su estilo contumelioso y pugnaz es de lo más navajero. ¿Dónde aprendió usted su deontología profesional, amigo?

Le diré que soy titulado con el carnet oficial de la Federación Nacional de las Asociaciones de la Prensa 4552 inscrito en el Registro Profesional de Periodista con el mismo número expedido el 10 de octubre de 1966. Fui redactor y corresponsal de la agencia Pyresa en Londres y en Nueva York.

Licenciado en filología inglesa por la Complutense expedido el 20 de mayo de 1970.

Fui profesor de Español en la Universidad de York.

Escribí cientos creo que miles de artículos y reportajes en la prensa española desde el 79 hasta 1998 (consulte las hemerotecas).

El título que me pide no se lo puedo enviar; cuestan bastante los gastos postales, pero puede consultarlo en cualquier archivo de la Administración.

También fui archivero documentalista del AGA en Alcalá. Escribí los siguientes libros

Lloviendo rosas

Quien encontrará a la mujer fuerte

Franco y Sefarad un amor secreto

Remember Brunete

666 La hora de la bestia

Mis libros todos de enjundia, y no como los tebeos del guerrero del antifaz que le gustan a este compadre, no adulan al Régimen.

Que no le gusten a esti puntu mis libros, no quiere decir que sean malos.

Otra gente más entendida y solerte en el arte literario no piensa igual que nuestro contumelioso y agresivo comunicante, pero hay un dicho latino de referencia que lo avala De gustibus non disputandm est y otro castellano más contundente no estuvo hecha la miel para la boca del asno.

¿Erratas? Siempre las hubo y ni Quevedo ni Cervantes se libraron de ellas.

A mi sin embargo, por un suponer ni Pérez Reverte ni Rosa Montero ni doña Almudena Grandes ni tros muchos novelistas disparados a cañonazos y son los que están en la pomada, me dicen nada. Yo fui un lobo solitario, escotero, sin más aval que mi tesón, mi coraje y mi valía.

Sus entregas, las de estos best sellers en candelero, no las tiro a la piscina como Paco Umbral porque mis posibilidades de pensionista no alcanzan al chalet de lujo pero los lanzo al contenedor lleno de tedio. En España ya no quedan ni novelistas ni ensayistas. Queda algún cuentista, eso sí. ¿Hermida? He de callar las cosas que sé por respeto a los muertos pero lo vi en Nueva York varias veces y se enfadaba conmigo porque tocábamos temas calientes sobre las bases americanas- no he trabajado nunca para la CIA- que a él lo importunaban.

Yo, señor mío, he sido un periodista español, no he defendido más que los intereses de mi patria, del periódico para el que era cronista y de mi gente.

No pertenezco a ninguna clac ni metí la mano en el cajón los Hermidas y otros son padres de la corrupción política que ahora habemos. Me debí a mi trabajo y a mi larga labor profesional de cerca de 50 años dándole a la tecla y ahí están las hemerotecas para demostrarlo, cosa que que recomiendo a este pájaro porque nunca lo podré llamar periodista: que se documente como hacen los del New York Times (todo el día en la biblioteca) y no hable a humo de pajas ni utilice el insulto ni la amenaza terrorista propia de propagandistas y bocazas del PSOE.

Es un cobardón el tal don I. A.; lo que escribe no me lo diría a la cara porque creo que carece de unos buenos felpeyos. Y soy tan bueno con la pluma como otras cosas.

He conocido peleas en los pubs de Fleet Street por asuntos más baladíes que estos escupitajos que me echa a la cara este paisano que no debe de ser asturiano sino gallego de las Rias Bajas.

En resolución, le digo lo que pienso de Hermida que en paz descanse poco cuesco y mucha cáscara. ¿Vale? Ni en la CNN ni en la BBC ni en la ABC hubiera durado mucho. Era un hombre inseguro y con poco bagaje intelectual.

Con respecto a hablar de lo mismo, yo hablo lo que me viene en gana porque sé hilvanar asuntos y driblar al contrario sin caer en el libelo- algo que aprendí de los ingleses-: aprenda usted inglés porque, por no saber, no sabe ni bable.

Y para eso me dio Dios la habilidad de escritor que es saber colacionar y relacionar.

No me suelo meter con la gente pero los que se meten conmigo pierden el tiempo. Poseo buenos amigos en muchas partes que me ayudarían a solventar este caso, si las cosas van a mal y este comunicante no se desdice de sus calumnias. Beaware

¿Asturias? Bien. Me gusta el clima y sus buenas gentes, a las que quiero y con los que me encuentro a gusto pero si tengo que relacionarme todos los días con sujetos tan babayos como este I. A., tomaré el olivo porque es imposible el coloquio con tipos que lleven la montera picona metida hasta las orejas, aunque aseguren habitar en Londres. Afortunadamente todos los asturianos que conozco son muy buena gente aunque nunca falta alguna que otra oveja negra. Soy periodista y tengo algo de judío errante. Toda España es hermosa. Un Sefarad en el cual no faltan inquisidores ni nazis. Lo mismo me da aquí que allá que acullá.

El cucho mucho puede, si conoces el refrán. No lo menosprecies. Yo me dedico a él cuando me vaga y tú a lo que tienes que dedicarte es a fregar platos en vez de meterte con un pensionista y no diría que con un periodista en la reserva porque el escritor el periodista de raza no nos jubilamos nunca y yo creo que lo soy. Cuídese usted su lengua para mejor ocasión.