Puro teatro
Pero no del que merece la pena, el que se representa encima de un escenario, sino el otro, el puro teatro en sentido peyorativo, el que sufrimos a diario por parte de todos los que nos quieren hacer creer lo que ni ellos mismos se creen. Y lo malo es que hay gente de buena fe en esto de la política, pero casi ni les dejan respirar.
Hasta los carteles publicitarios de cada candidato están trucados, para parecer más jóvenes, más atractivos, con el fin de ¿qué?
En plena campaña electoral es como si de pronto se les ocurriesen mil y una ideas geniales que nos mejorarían mucho la vida y que inexplicablemente no han puesto en marcha hasta este momento y que, increíblemente, caen en un abismo amnésico nada más abrir las urnas.
Candidatos por doquier sin la menor excusa que explique cómo es que tan ingeniosas ideas se las han guardado para ellos sin ponerlas en práctica para el resto de la Humanidad. Hipócritas de tres al cuarto que ya saben que todo está vendido de antemano. Manirrotos con nuestro dinero para hacer sus campañas, a ninguno se le cae la cara de vergüenza gastando en publicidad y en propaganda, cuando niegan, en cambio, recursos para tantas cosas necesarias. Enfrentados unos a otros en este combate para luego pactar, en el peor sentido del término, en un intercambio de cromos para rellenar su álbum. Contertulios que hastían de tanto oír lo mismo una y otra vez, cuando todos sabemos que en todas partes cuecen habas y en mi casa a calderadas.
Todos de acuerdo en una cosa: no menear demasiado las sillas, no se vayan a caer y quedarse sin ellas. Limpieza que pide a gritos una sociedad tan tocada pero que a pesar de todo va a las urnas a seguir jugando al parchís donde siempre es nuestra ficha la que se comen.
Miedo a cambiar las reglas del juego, cuando terror es lo que nos tendría que dar seguir en este juego. Acostumbrados a lo que nunca debimos aceptar como costumbre. Aflojados por los destornilladores de la crisis. Con derecho a reclamar pero como quien clama en el desierto porque no somos capaces de conseguir nada si no es por los mecanismos marcados ya de antemano por los usos políticos que ya demandan un cambio aunque sólo sea por cansancio. Trasiego de unos y otros pero llevando consigo las mismas señas de identidad; luego más de lo mismo.
Aunque sólo sea porque todos tuvieron la oportunidad de regenerar la política y no lo hicieron, merecen una lección y debe venir de una sociedad limpia de polvo y paja.
Pero el panorama no es muy alentador, pues de los viejos , más de lo mismo; y de los nuevos, más de lo parecido. ¿Dónde están las personas con sentido común?, ¿dónde los intelectuales con ideales?, ¿dónde los merecedores de nuestra confianza?, ¿dónde los limpios y con la fuerza suficiente?, ¿dónde están los capacitados para llevar a la práctica lo que necesitamos para volver a creer en nosotros mismos y que no nos duela mirarnos en el espejo o unos a otros a la cara?
Yo no lo sé.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

