Quince días de reflexión
En estos días salen de sus despachos, de sus aulas, de sus consultas y demás trabajos los candidatos, buscadores del gran tesoro perdido, el voto.
Nosotros, que nos creíamos un cero a la izquierda, descubrimos estos días que somos receptores de sus promesas. Han pasado multitud de años y los políticos siguen haciendo lo mismo, reuniendo a sus acólitos para que los voten, yo no conozco a nadie que vaya a un mitin para que lo convenzan. También usan coches serigrafiados con sus siglas, voceando las nuevas promesas; en esto sí hemos ganado, ya no se tiran octavillas, para que los voten los barrenderos, y ahora biene lo peor, "los espacios electorales" en prensa, radio y televisión, lo que obliga al votante a escuchar música en las FM o a no ver telediarios.
Con el paso del tiempo seguimos igual, el mundo de hoy nada tiene que ver con el de hace diez años y no digamos con el de hace 40 o 50 años, la red, whatsapp, youtube, etcétera...
Sólo los partidos emergentes, es decir, los recién llegados a la política, sobre todo uno, quiza por falta de dinero, han utilizado los nuevos medios para hacerse un hueco; la televisión, con el fin de conseguir un buen "share", ha cedido espacios para la autopromoción, vendiéndonoslo de programas, eso es nuevo, como cuando Kenedy utilizó la TV aprovechando el voto femenino. Este partido también utilizó spams, comentaristas en la red, etcétera...
También estos partidos caen en la más pura demagogia. He oído decir a uno del otro que "subirá el precio de las sillas de los paralíticos", y al otro que "sólo los nacidos en democracia pueden hacer una regeneración política". Sin comentarios.
Unos quieren conservar el despacho y otros tratan de asaltarlo.
Decía mi madre, que en esto, como en todo, era sabia, que unos no se consideran llenos y otros vienen con hambre atrasada, en fin, que es un quítate tú, que me pongo yo.
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