Otero Novas, un luchador por la enseñanza en libertad

Si algún ministro de la democracia se ha distinguido por dignificar la educación, ese honor le cabe, sin duda, a Otero Novas, con quien compartí militancia política en aquel proyecto político que fue el PDP y que en Asturias lideró Luis Vega Escandón, prototipo de político íntegro por sus valores basados en el humanismo cristiano y hace unos meses fallecido. Libro excepcional para conocer lo que han sido los primeros años de la democracia en los gobiernos de la UCD, con Adolfo Suárez, tan adulado ahora después de muerto, como denostado en vida, basta recordar las graves descalificaciones e insultos que le dedicaba Alfonso Guerra, el gran protector de Villa y sin el cual nada importante se movía en Asturias, para su mal.

En su libro "Lo que yo viví: memorias políticas y reflexiones", de la Editorial Prensa Ibérica, a la que pertenece el diario LA NUEVA ESPAÑA, reflexiona con gran calado sobre asuntos relevantes. Un apartado muy importante es el dedicado a la educación, que tanto interés tiene en estos momentos en los que algunos partidos políticos creen "descubrir el Mediterráneo" con sus ocurrencias, como la de que sólo pueden dedicarse a la noble tarea de la política los que hayan nacido cuando vino al mundo Albert Rivera, quien parece que va a ser el candidato para alcalde en todos los pueblos de España.

Entre los muchos temas que trata tiene una relevancia especial el problema educativo, un verdadero desconcierto en donde priman el sectarismo y el populismo más reaccionario, como se puede percibir con los temas de los conciertos educativos y el lugar de la asignatura de la Religión en la escuela, sea pública, privada o concertada. En este campo, Otero Novas, siendo ministro de Educación, legisló de la forma más democrática, más justa y más tolerante que nunca se ha propuesto desde entonces. Cuando llegó al Gobierno, en materia de educación religiosa regía la disposición del régimen anterior, de Franco, que establecía la enseñanza obligatoria de la Religión Católica en la escuela pública, con la salvedad de que los alumnos que profesaran otra confesión religiosa podían solicitar la dispensa y no asistir a clase. Esta norma, para Otero Novas, no era respetuosa con la libertad. Pero el PSOE y el PC planearon una medida para solucionar aquella anomalía, era una clásica trampa saducea basada en un sofisma: los alumnos que quisieran recibir enseñanza religiosa católica deberían solicitarla al comienzo de curso, con lo que la discriminación por motivos religiosos se volvía contra los alumnos o padres católicos que lo pidiesen. A esta oferta capciosa, Otero Novas respondió con la conocida como opción alternativa, que exigía a los alumnos o en su caso a los padres, al matricularse en el centro, en un impreso señalar con una equis si se quería elegir educación católica, en otra confesión religiosa o la enseñanza de una ética natural al margen de confesión alguna. Con esto se garantizaban los acuerdos del Estado español y la Santa Sede, pero había algo muy importante y definitivo, como era el respeto de los derechos humanos y constitucionales fundamentales, por lo que los alumnos tienen derecho a recibir enseñanza religiosa en la escuela haya o no convenios internacionales con confesiones religiosas. Para Otero Novas, y esto es muy importante y no lo quieren admitir los enemigos de la enseñanza religiosa en la escuela, si el alumno tiene el derecho fundamental de recibir educación religiosa en la escuela pública, lo tiene y no debe ser causa de discriminación, a no tener que singularizarse, ni a sufrir un horario escolar más cargado que los demás, y la religión es algo constitucionalmente relevante, aunque libre; no tiene sentido que a los alumnos que no quieren asignatura de Religión se les establezca otra laica equivalente para sus vidas. Por eso Otero Novas estableció la asignatura alternativa de ética natural. Estos derechos fundamentales educativos son los que quieren cercenar todos los partidos políticos reaccionarios.

Otro motivo educativo en el que Otero Novas brilló por su valentía y su sabiduría fue en la tramitación del Estatuto de los Centros Docentes. Los enemigos de la libertad educativa, especialmente el PSOE, atacaron duramente el proyecto, pero Otero Novas lo mantuvo íntegramente porque lo consideraba lo más justo y lo que mejor respetaba la elección de centro en libertad, porque se garantizaba la existencia de centros con ideario educativo propio sin más límites que los del respeto a los principios constitucionales de convivencia; además, se introducía por primera vez en España que todas las familias recibieran un bono escolar, emitido por el Estado, de igual valor económico, con el cual podrían pagar la enseñanza en el centro público o concertado que eligieran. A esta opción, cómo no, se opusieron, el PSOE y el PC. Pero hubo una llamativa aceptación por parte de CC OO del astillero vigués de Vulcano, que pidió con insistencia que no se dejara sin subvención al colegio más elitista, el de los Padres Jesuitas, en donde recibían educación bastantes hijos de los obreros de la empresa Vulcano. Eran tiempos del famoso Libro Rojo del Cole, que la concejala comunista del Ayuntamiento de Madrid, Cristina Almeida, había distribuido gratuitamente en los colegios públicos de Madrid, en el que se legitimaba el uso de las drogas y el adoctrinamiento sexual de los alumnos sin pudor moral. Otero, sin temor a los insultos de radicales, ordenó retirar el inmoral Libro Rojo del Cole.

Se debe agradecer a la Editorial Prensa Ibérica esta publicación del libro de Otero Novas, porque es un buen testimonio para comprender la realidad política de hoy, porque de aquellos polvos que denuncia Otero Novas vienen estos polvos de corrupción, demagogia y populismo.