El final del bipartidismo y/o el triunfo de la bipolarización

Es curioso ver en el sondeo de LA NUEVA ESPAÑA cómo se distribuyen los votos en Asturias. Para empezar, apreciamos que hay seis partidos que quizá puedan formar grupo parlamentario: Foro, PP, Ciudadanos, PSOE, IU y Podemos. Es curioso, digo, porque si analizas un poco más en profundidad las tales candidaturas (y a los candidatos) te encuentras con una distribución en términos de izquierda-derecha, como la de toda la vida, vamos. Me explico, Foro probablemente represente la parte más derechista del escenario político astur, quizá podríamos decir la extrema derecha, si se me permite decir y sin ánimo ofensivo; el PP se sitúa como siempre (bueno, no, como siempre no, pero quizá sí ahora con Mariano Rajoy) en la derecha pura y dura de los burgueses y clases altas moderadas, profesiones liberales, véase abogados, médicos, ingenieros y alt. (o sea, los abonados a las primeras representaciones de la afamada y subvencionada Temporada ovetense de Ópera). A su lado irrumpe con fuerza una formación política, Ciudadanos, que, clamando por el centro político (social y liberal, según sus propias palabras), no dejan de tener como líder a un joven presidente de Nuevas Generaciones de Barcelona, Alberto Rivera Díaz, y cuyo candidato en Asturias, Nicanor García Fernández, estuvo hasta no hace mucho tiempo militando en las filas del Partido Socialista (y, a lo que se ve, del que se salió por discrepancias con la actual consejera Ana González, después de haber intentado sin éxito alcanzar alguna dirección general), pero, sobre todo, ocupando puestos de ¿asesoría? en nuevas tecnologías con el consejero Riopedre y, aun antes, con Vallina (dicen las malas lenguas que incluso llegó a militar en el CDS y quién sabe si también en la UCD). En fin, que estos tres partidos constituyen la derecha asturiana, que, según el sondeo antedicho, lograrían, en el mejor de los casos, 19 diputados regionales.

En el centro político, sin veleidades de derechas ni de izquierdas, encontramos a un partido hundido, a lo que parece, según el sondeo, UPyD, pero que en honor a la verdad tenemos que decir, junto a su valedor intelectual, Fernando Savater, que su lideresa, Rosa Díez, no se ha movido ni un ápice de sus planteamientos originales, otra cosa es que eso no le vaya a reportar ningún rédito político, ya que su principal valedor en Asturias, Ignacio Prendes, se ha pasado, como un "Sputnik", a Ciudadanos. Lástima del centro político en Asturias (que no del Centro Asturiano, apolítico de derechas de toda la vida como su padre, según dijo el genial José Sazatornil en la no menos genial película "La escopeta nacional"): 0 diputados.

Por último, encontramos a la izquierda del centro, en primer lugar, al partido de izquierdas por antonomasia, el PSOE, al menos así se declara desde que, paradójicamente, abandonaron el marxismo allá por los años setenta, en Suresnes. Diríamos nosotros hoy que más que de izquierda radical es del centro izquierda de Felipe González (aunque el inefable secretario general y, a la postre, presidente Zapatero lo intentara llevar a la extrema izquierda, y así les fue). Sigue en el siguiente tramo la Izquierda Unida de toda la vida, que, para no complicarse la vida, abandonó el nombre del PCE (aunque éste sigue existiendo y me consta que con sus componentes ligeramente mosqueados por el nombrecito que Gaspar Llamazares ha impuesto a la marca en estas elecciones, Izquierda Xunida -de aquí a Esquerra Republicana de Cataluña, hay un hilo muy fino-, porque a la vista de las declaraciones de Cayo Lara en la última toma de posesión del Jefe del Estado, Felipe VI, bien podrían llamarse Izkierda Xunida Republicana). Por último, encontramos en el lado exterior izquierdo de la izquierda, o sea, la extrema izquierda, con perdón, a la nueva estrella mediática del flamante escenario político de los últimos meses en España: Podemos. Ese partido que dicen ellos que no lo es porque son los ciudadanos los que mandan (qué cruel coincidencia con su rival, que les ha salido rana, y con el que no contaban, Ciudadanos). Que escriben cartas a los Reyes Magos, que nos desean a todos (os lo agradezco, pero no) un futuro maravilloso sin distinción de clases y mucho menos de castas, en donde todos los seres vivos del planeta, incluidas las plantas y, por supuesto, los animales, esos seres tan monos que nos hemos traído de su hábitat al nuestro para convertirlos en nuestras mascotas y que bailen y canten al son de nuestros deseos y sentimientos (si me encuentro eufórico te saco a pasear, pero si estoy deprimido te jodes y te aguantas, que más estoy sufriendo yo antropomorfismo disfrazado de amor panteísta a la animalidad-humanidad). Que se cierren los bancos, que se acaben las multinacionales depredadoras, aunque sean españolas. En fin, una versión "light" del viejo estoicismo de Zenón de Citio. Según el sondeo de la LNE, obtendrían, en el mejor de los casos, 26 diputados.

Pero no es oro todo lo que reluce. Ni Podemos está dispuesto a pactar con el PSOE, ni Ciudadanos con el PP. Foro e IU se quedan en sus trece, que es donde siempre estuvieron (aunque pactaran puntualmente con PP y PSOE. Y luego hablan del "Pactu del Duernu" del PPOE... ¿?). Otra cosa curiosa es ver cómo la extrema derecha y la extrema izquierda (con perdón) coinciden en su programa con la oficialidad de la denominada por la Academia de la Llingua llingua asturiana. Un pozo sin fondo, a nuestro juicio, generador de muchas poltronas para sus acólitos, pero poco provechoso para los ciudadanos asturianos, que más que ser obligados a aprender una llingua sin perspectivas de futuro de ningún tipo (otra cosa es la idea romántica de la identidad con la su tierrina, en consonancia con la más radical HB de los mejores tiempos) quieren soluciones claras a sus problemas de paro y perspectivas de futuro con el dominio de otras lenguas universales que les puedan situar en el universo mundo, véase inglés, ruso o chino, o, si me apuráis mucho, esperanto (qué pena de izquierda, que ha perdido su universalismo proletario por el culturalismo exclusivista).

En fin, Fermín Manzano dixit, ¿quién da más?