El tiempo vuela, ¿verdad?
Parece que fue ayer cuando nuestros hijos comenzaron en el colegio y de repente descubres que esta primera etapa escolar toca a su fin y que nueve años han pasado por delante casi sin darte cuenta. Han pasado nueve años llenos de experiencias y agradecimientos a unos grandes protagonistas que son los profesores involucrados en la educación de nuestros hijos. Mi intención era escribir una carta que reflejara nuestros sentimientos hacia el colegio público de Valdepares, pero aunque lo he intentado creo que la mejor forma es reeditar una escrita hace unos años y que refleja –y sigue reflejando– lo que siento; simplemente añadiría un gracias y un compromiso personal de seguir ligado al más pequeño de los grandes colegios siempre que mi ayuda o colaboración pudiera ser de interés.
Reconocimiento a los colegios rurales
Por motivos de trabajo dentro del mundo de la educación, me desplazo por todo el territorio nacional y hace algún tiempo pude leer en un aeropuerto un eslogan publicitario que me llamó mucho la atención sobre la Universidad Nebrija. Decía algo así “La más pequeña de las grandes universidades”. Encontré la frase en cuestión realmente buena y en cierto modo inspiradora de esta carta que llevaba un tiempo con ganas de escribir. El motivo de la misma es el reconocimiento a la labor que se está desempeñando en los colegios públicos rurales. Mi hijo tiene la suerte de acudir a un colegio rural donde términos y metodologías innovadoras, aunque con muchos años de trayectoria en países bien conocidos por todos debido al famoso informe Pisa, como la inteligencia visual-espacial, verbal-lingüística, naturalista, corporal-kinestésica, intrapersonal, y la gran olvidada inteligencia emocional se funden en un entramado con el cariño, el programa del huerto escolar, su pequeña biblioteca, el programa de puertas abiertas para facilitar la integración de las familias, los programas de intercambio como el “Comenius” y grandes dosis de paciencia, términos y métodos que no pueden aspirar a nada sin el trabajo y la ilusión de los maestros y de una dirección eficaz e incansable, verdaderos artífices del pequeño milagro que es la docencia, aun cuando haya que superar muchas barreras. Por todo esto considero que mi hijo tiene la suerte de disfrutar del colegio público de Valdepares en Asturias, el cual, con sus 40 alumnos y volviendo al comienzo de mi carta, es el más pequeño de los grandes colegios.
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