¿Que no hay crisis?
Tengo 24 años; soy joven para haber sufrido ya un ictus. Ocurrió una mañana del mayo del año pasado. Noté un fuerte mareo y al abrir los ojos, lo veía todo doble (incluso se me giró un ojo). Empecé a notar como si mi cara estuviese paralizada. Al verme así mis padres, me llevaron rápidamente al hospital. En cuanto vieron mi estado en la recepción de la clínica, dijeron unas palabras que todavía resuenan en mi cabeza: código ictus, código ictus.
Una ambulancia me llevó a la Vall dHebron; en el hospital de Granollers la máquina para detectar qué me estaba pasando no funcionaba. ¿Efectos de la crisis en la Sanidad Pública? Puede ser Una vez allí, me hicieron una única prueba y en unas horas me mandaron de vuelta.
Tras un par de días en el hospital, salí sin un diagnóstico claro de lo que me había pasado. No fue hasta noviembre cuando me hicieron un TAC (prueba que me deberían haber hecho aquel día de mayo). El pasado mes de enero me dijeron, por fin, que había sido un ictus. Ese mes, me hicieron además un electrocardiograma. A día de hoy, sigo pendiente de que me digan si necesito operación o no. Once meses después de lo ocurrido, sigo sin tener unos resultados finales.
Viendo esta larguísima espera, he decidido informarme de las condiciones que se requieren en una Mutua. Pero lógicamente, seguramente no cubran enfermedades o casos graves anteriores al ingreso en esta. Con lo cual, parece que la única opción que me queda es seguir esperando a que en la Seguridad Social se dignen a darme una respuesta rápida a qué hacer ahora. Y luego, para que el gobierno nos intente hacer ver que ya no hay crisis
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