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Monseñor Romero y Roque Dalton en el pulgarcito de América

20 de Mayo del 2015 - Javier Arjona (Siero)

El 23 de mayo dicen que beatifican a Monseñor Romero: el mensaje antimilitarista de este obispo, el día antes de que le asesinaran, hace 35 años, sigue estando muy vigente.

Yo quisiera hacer un llamamiento muy especial a los hombres del Ejército, y en concreto a las bases de la Guardia Nacional, de la policía, de los cuarteles: En nombre de Dios, y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: ¡cese la represión!.

Roque Dalton, tal vez el mejor poeta salvadoreño, (poeta meritísimo según sentencia del parlamento salvadoreño), había sido asesinado 5 años antes, sin llegar a cumplir los 40 de edad.

Uno de los asesinos de Roque Dalton sigue recibiendo honores en El País, antiguo guerrillero, transfigurado en asesor contrainsurgente, lacayo de Uribe y otras escorias de la humanidad: Joaquín Villalobos el cara de niño militarista.

El obispo Casaldáliga, colocó en su poema el nombre eterno a Monseñor: San Romero de América. Y profetizó que nadie haría callar su última homilía, la de la denuncia del militarismo apoyado y sustentado por Estados Unidos.

Las muertes, los muertos-matados, están en el centro de la historia y del presente salvadoreños. En la resistencia indígena frente a la feroz invasión española, en las luchas independentistas con Morazán entre sus liderazgos, en la sublevación y exterminio de 1932, cuyo líder más conocido Farabundo Martí es recuperado para las guerrillas de los 80 y sigue dando nombre al partido gobernante actual, la guerra de 12 años, atroz, sustentada en el dominio de Estados Unidos con una impresionante inversión diaria en armamentos y un record de asesinatos entre los que se encuentran los de Romero y Dalton, y ahoritita mismo en la guerra social provocada por la desigualdad y la exclusión, el éxodo de la cuarta parte de la población hacia el norte, incluyendo el tránsito por la bestia y las vallas interpuestas por USA para controlar ese viaje masivo de mano de obra semiesclava.

La independencia la defendía el agnóstico e irreverente Roque Dalton con su ironía implacable:

"¿Juraís por Dios Nuestro Señor y sus Santos Evangelios, ser libres e independientes de toda otra nación, sostener y defender nuestra gloriosa independencia hasta derramar la última gota de sangre si fuera necesario?"

El pueblo hizo santo a Romero, como mostró Casaldáliga , y algunos curas rebeldes siguen en su línea: Celebramos la vida, celebramos a Romero reunidos para seguir defendiendo la vida en estos tiempos donde se mercantiliza todo, hasta la vida, el agua, la tierra, Pachamama, Tonantzin, Gaia, Madre Tierra. Luchemos..como una invitación a seguir caminando, en la búsqueda de la verdad y de la justicia, porque la verdad, la justicia y la paz encontradas engrandecerá al ser humano, lo hará más honesto, lo hará más libre dicen estos curitas y monjas.

El autor principal del asesinato de Romero el mayor Roberto D´Aubuisson fundó el partido ARENA que gobernó 20 años y sigue siendo el principal partido en el parlamento salvadoreño hoy día.

Los autores del asesinato de Roque Dalton, como queda dicho, se mantienen en la más absurda impunidad, honrados también por la derecha extrema.

Ninguna subjetiva neutralidad puede albergarse, como ha pretendido torpemente la Conferencia Episcopal salvadoreña, traicionando la memoria de Romero, al encargar canciones pueriles y ñoñas para cumplir con la decisión vaticana de la beatificación, con la excusa de no herir a los asesinos y a quienes sustentan todavía en El Salvador los valores militaristas.

Roque y Oscar Arnulfo son lo contrario a cualquier perversa neutralidad ante la injusticia. Su posicionamiento, uno con sus magníficos textos, su poesía descolonizadora, y en la rebelión armada, otro con sus homilías reproducidas masivamente en las radios de la época, con su ejemplo de autotransformación por la pobreza , fue y sigue siendo por las y los pobres de América.

Y siguen estando presentes en la defensa de los derechos de los poquitos pueblos indígenas sobrevivientes en El Salvador ( Nahualt, Chortis, kakawiras, lencas, pipiles, mayas ), en acompañamiento a las comunidades que se resisten al despojo extractivista, en los centenares de miles de migrantes que reclaman sus derechos como personas y como clase obrera en los Estados Unidos, en los esfuerzos por la descolonización del pulgarcito de América.

Mártires por millares han muerto en las tempestades sangrientas,

pero no en vano han sufrido ellos lo que han sufrido, su corona de espinas.

En el reino de la mentira y de las tinieblas,

por entre esclavos hipócritas,

ellos han pasado como las antorchas del porvenir.

Con trazo de fuego, con un trazo indeleble,

ellos han grabado ante nosotros la vía del martirio,

y en la carta de la vida, han estampado el sello del oprobio

sobre el yugo de la esclavitud y la vergüenza de las cadenas.

Rosas rojas nacieron de la sangre ardiente,

flores de púrpura se abrieron,

y sobre las tumbas olvidadas

trenzaron coronas de gloria.

Escribía Roque Dalton en 1970 en su Poema a Lenin

Así como este Comandante de la Letras Salvadoreñas nos dejó para siempre su Credo del Che:

Después le colocaron a Cristo Guevara

una corona de espinas y una túnica de loco

y le colgaron un rótulo del pescuezo en son de burla

INRI: Instigador Natural de la Rebelión de los Infelices

Luego lo hicieron cargar su cruz encima de su asma

y lo crucificaron con ráfagas de M-2

y le cortaron la cabeza y las manos

y quemaron todo lo demás para que la ceniza

desapareciera con el viento

En vista de lo cual no le ha quedado al Ché otro camino

que el de resucitar

y quedarse a la izquierda de los hombres

exigiéndoles que apresuren el paso

por los siglos de los siglos

Amén.

El hijo de Roque Dalton ha recordado que en el Playón, lugar donde supuestamente enterraron a Roque, pero sus asesinos nunca lo han querido decir.. crecen las siemprevivas. Y el poeta habló de ellas.. en un pacto por la vida y la lucha..

Como la siempreviva

Mi poesía

es como la siempreviva

paga su precio

a la existencia

en término de asperidad.

Entre las piedras y el fuego,

frente a la tempestad

o en medio de la sequía,

por sobre las banderas

del odio necesario

y el hermosísimo empuje

de la cólera,

la flor de mi poesía busca siempre

el aire,

el humus,

la savia,

el sol,

de la ternura.

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