Les cuentes, clares
Supongo que cuando esta carta sea publicada, ya será pasadas las elecciones y por tanto nadie podrá sospechar de que con mis argumentos pretendo inclinar la balanza política hacia uno u otro extremo.
En esta campaña electoral, además de hablar mucho de corrupción, también se habló mucho de desempleo, y ambos temas sirvieron de arma arrojadiza para atizarse los unos a los otros y viceversa, y por más que hablaban, ninguno de ellos aportaba fórmulas creíbles de poder crear empleo estable y de calidad en nuestro país. Eso sí, demagogia va y demagogia viene por todas partes, y fea tu tía pero no la mía, y poco más.
Circula por Internet un vídeo en el que un profesor explica la forma de confeccionar una nómina de un trabajador de una pequeña empresa, cuyo patrón se había decidido a crear un puesto de trabajo, pero a condición de que los gastos mensuales totales por el trabajador contratado, no pasaran de dos mil euros al mes. El trabajador contratado, (llamémosle Juan) cuando vio en la primera nómina lo que le correspondía cobrar en neto, armó la de Dios es Cristo, y pidiendo explicaciones al patrón, recibió la siguiente explicación:
Coste bruto para el empresario que contrató a Juan ------------------- 2.000,00
Cotizaciones sociales del empresario------------------------------------ 511,35
Salario bruto a cobrar por Juan------------------------------------------- 1.488,65
Retenciones del IRPF------------------------------------------------------ 166,28
Cotizaciones comunes a la Seg. Social---------------------------------- 69,97
Cotización por formación y desempleo---------------------------------- 24,56
Salario neto a cobrar por Juan--------------------------------------------- 1.227,84
Suma de cotizaciones e impuestos recaudados por el Estado--------- 772,16
Una vez vistos los descuentos que entraban en su nómina, Juan se sintió casi atracado, y el empresario, le dijo que entendiendo su enojo, él no podía darle ni un euro más, ya que el margen de beneficios con el que trabajaba era tan ajustado que: o eso, o prescindir de sus servicios y mandarle al paro. Reflexionando sobre el tema, tanto el empresario como el bueno de Juan, llegaron a la conclusión de que con un sistema recaudatorio como el que entre unos y otros, nos han impuesto, no hay forma posible de crear empleo y, las empresas seguirán prescindiendo de cuantos empleados les sea posible despedir. Y es que tanto el empresario como el Juan de turno, tienen que mantener a demasiado parásito, que por mucho rollo que les cuenten, ya sea en campaña electoral o no, les parecen ser sanguijuelas, mantenidas a costa del sudor y sacrificio, de tanto pequeño empresario y tanto Juan, como el del ejemplo planteado.
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