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Hasta siempre, Segundo Barrera

27 de Mayo del 2015 - Antonio López (Torrín) (Madrid)

Aunque me he enterado tarde del fallecimiento de Segundo Barrera (Salave), tarde para los terrícolas, claro, espero tener suerte y que LA NUEVA ESPAÑA me publique esta carta.

Para empezar quisiera hacer una pequeña mención de cómo conocí a Barrera diciendo algunas cosas que los algo mayores de Tapia y alrededores –sobre todo si eran aficionados al fútbol- recordarán. Comencé jugando en el Tapia a comienzos de los sesenta del pasado siglo como lateral izquierdo con Juan –vecino de Barrera- de central. Por delante tenía en la línea media a Carrina –ya fallecido- y Balbino, y más adelante, como enlace, con el nº 8 a la espalda estabas tú Barrera. Yo era entonces un adolescente con 18 años y tú ibas camino de los 30. ¡Cómo no iba a correr yo viéndote a ti machacarte y darlo todo en el terreno de juego! ¡Eras un ejemplo a imitar!

Muchos veranos, cuando no te veía por Tapia, he ido a visitarte para charlar un rato contigo. En esas charlas hemos hablado de todo menos de una cuestión: la religiosa. Por mi parte me parecía petulante hablarte de las posturas científicas sobre el Universo y el Más Allá, por ejemplo. Ahora me atrevo a hacerlo porque estoy convencido que de eso sabes mucho más que yo y bastante más que todos los sabios de este planeta que hablan sobre ello (físicos, matemáticos, cosmólogos…) porque tú ya estás en el Más Allá y te habrás encontrado con ese Dios en el que creo y que no es el que nos enseñaron en las catequesis y que lo veíamos como un poderoso anciano de blanca barba, si no un Ser que está más allá del Big Bang que ponen nuestros sabios como “la singularidad” en la que tiene su origen el universo. Es una energía para nosotros terrícolas misteriosa, anterior a todo, innominable. Es el Principio y la Consumación de todo. Estoy Seguro que los que habéis abandonado la Tierra esto lo conocéis a la perfección, y por ello te pido disculpas por mis pobres palabras ya que continúo siendo un terrícola; pero para mí, el universo no es algo que salió de la nada y vuelve a ella porque eso no satisface a mi razón: ¿Cómo se va a sumergir en la nada todo lo que estimo y amo, las mujeres y hombres como tú Segundo que me rodearon, sus pensamientos y esperanzas? ¿Todo ha sucedido para nada? Me parece algo sencillamente irracional.

Admito que lo que acabo de decir no lo puedo demostrar –aunque tampoco me podrían demostrar lo contrario-. No obstante, por si estuviera equivocado voy a manifestar a los que piensen diferente que aquí también somos inmortales mientras alguien nos recuerde. Y yo, Segundo, te recordaré siempre como un hombre sencillo y honesto y espero no hacer lo que algunos economistas que no ven más que números, mercados y monedas, olvidándose de que comen, beben y respiran pisando la tierra que tú cultivaste, y que ahora, entre todos, estamos contaminando.

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