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El futuro de la pensión de viudedad

16 de Septiembre del 2009 - Juan Francisco López García (Valladolid)

En un periódico del pasado 9 de julio he leído la noticia sobre el futuro de la pensión de viudedad que, tal y como hoy se conoce, tiene los días contados. El debate tuvo lugar a puerta cerrada en una sala del Congreso.

En una primera lectura todo parece normal y comprensible: mientras llega esa profunda reforma, sus señorías abogaron el día 8 por subir la prestación desde el 52 al 70% de la pensión que cobraba el fallecido. La representación de la Seguridad Social advirtió de que ese incremento supone un «coste insostenible para el sistema».

Lo de que el debate tenga lugar a puerta cerrada ya me comienza a preocupar. Pero es que no sé si esa misma mañana del día 9, o la del día anterior, o la del siguiente, una emisora de radio facilitaba el comentario, creo que de una catedrática de Economía, que daba como completamente normal el que la pensión de viudedad dependa, primero, de las rentas que pueda percibir de sus ahorros; segundo, del sostenimiento económico al que estarían obligados sus hijos; por último, si no tiene ahorros ni hijos a cuyo cargo vivir, de la beneficencia del Estado.

Me parece un atropello el que después de estar cotizando, en muchos casos más de 40 años, a un sistema que contemplaba la pensión de viudedad, ahora, de un plumazo, nuestras esposas, a las que «queremos tanto que por nada del mundo desearíamos dejarlas viudas», pasen a depender de nuestros ahorros, a ser una carga económica para los hijos, o dependan de la beneficencia del Estado, o sea, me imagino que el equivalente a una pensión no contributiva.

Cuando se realiza una prueba deportiva, se participa en un juego, etcétera, etcétera, se establecen unas reglas que se respetan hasta el final, y en este caso el final es respetar la pensión de viudedad a todas las esposas que, por las circunstancias de entonces, no han cotizado a la Seguridad Social.

Recuerdo que por la década de los setenta se solicitaba un sueldo para las amas de casa. Ahora, a esas mismas amas de casa, a las que, por supuesto, no se les asignó el merecido sueldo, intuyo se les quiere escatimar la posible pensión de viudedad.

Sinceramente, no parece lógico ni justo, y quiero llamar la atención no sólo de todas las futuribles viudas, sino también de todos los hijos que pueden verse en la circunstancia de tener que hacerse cargo, el día de mañana, de sus madres. Contando a unas y a otros pueden sumar muchos votos, y ya sabemos que los partidos políticos tiran de calculadora antes de tomar decisiones. Ténganlo en cuenta sus señorías.

Reconozco que la situación de estas esposas, dados los tiempos actuales en los que tienen que trabajar ambos miembros de la pareja, es una especie a extinguir, pero como tal también tiene que ser una especie a proteger, y no sólo respetar los derechos adquiridos por sus actuales perceptores, sino también los de aquellas posibles por las que se ha estado cotizando durante tan largos años. Por lo que sospecho, me parece un retroceso en derechos adquiridos y, como siempre, tienen que sufrirlo los más débiles: las viudas.

Por otra parte, si se modifica y aprueba lo que barrunto, ¿no se estarían sentando las bases para en un futuro, quizá no tan lejano, aplicar los mismos criterios a la hora de conceder la pensión por jubilación a un trabajador normal?

Una situación similar a la apuntada en la emisión radiofónica la he conocido, y no se la deseo a nadie.

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