24-M, pactos y apaños
Las elecciones municipales siempre han traído cambios sorprendentes en España, y recordamos al respecto las de 1931, que se cargaron una decadente e impopular monarquía y dieron paso a la II República. Éstas del 24-M han traído un cambio tremendo que modifica por completo el panorama político carpetovetónico al no obtener mayoría absoluta ningún partido. El PP ha ganado las elecciones, pero es una victoria pírrica porque no le votaron dos millones de electores, y los pactos de izquierdas le van a arrebatar algunas comunidades y alcaldías. Éstas, las de Madrid y Valencia, según parece, las van a perder Esperanza Aguirre y Rita Barberá, demasiado vistas ya en el ruedo político, sobre todo la valenciana que lleva ya 24 años “chupando rueda” municipal. Y es que los hay, lo mismo en la izquierda que en la derecha, que son unos verdaderos carcamales cuyos mandatos son ya a perpetuidad. Claro, las puñeteras listas electorales cerradas.
Creemos que la corrupción les pasó factura a los dos partidos mayoritarios, cuya alternancia en el poder se viene sucediendo desde la transición. Todos sabemos la herencia que dejó Zapatero, y cómo está gobernando Rajoy, que alardea de la buena economía que está recuperando, pero no dice a qué precio: a base de recortes, impuestos y machacando a las clases media y trabajadora, que son las paganas de siempre y las verdaderas sufridoras de la crisis, que nos sigue azotando fuerte.
En cuanto a las demás formaciones políticas, bueno, toman auge las dos más nuevas: Ciudadanos y Podemos, si bien esta última no “arrasó” como esperaba. El hombre de la calle no quiere extremismos ni radicalismos, ya sean de un color o de otro. Y por eso el partido del joven Albert Rivera es el que más ha subido, y el que tiene la llave para pactar con aquel partido que me ha conseguido la mayoría para gobernar, ya sea comunidad o ayuntamiento, que en Madrid y Valencia se la juega el PP. Algunos pactos, sí, van a ser contra natura, convirtiendo en un verdadero infierno esta legislatura en la que se van a recrudecer los intereses ideológicos y de partido, que nuestra cuestionada clase política antepone a su servicio a España. Así de claro y de cierto, y la verdadera causa de que vivamos tan caótica situación económica, social y política. Que en Cataluña y Euskadi, además, el separatismo sí que es ahora preocupante.
Después de estos comicios, de “comer” para tanto chorizo y sinvergüenza, el panorama político no puede ser más incierto y preocupante. Desolador. Por eso uno se va a la montaña asturiana, a la aldea, a su medio rural, que es un verdadero oasis de paz y convivencia, que aquí abajo nos hemos cargado todos.
Ricardo Luis Arias
Aller
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