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¿Privilegio o jeta?

3 de Junio del 2015 - Luis Ángel Fernández-Meré (Oviedo)

Recientemente pude asistir a un hecho que me dejó perplejo a la par que indignado y que voy a contar con el único fin de conseguir que alguien me lo aclare. Primero la historia y después la pregunta.

Pues todo trascurrió una tranquila tarde de viernes, mientras yo tomaba un piscolabis en la terraza de un fabuloso local de la calle Jovellanos cuando, sorprendido, vi cómo llegaba un coche y se subía a la acera con el único fin de aparcar. Pero la cosa no quedó aquí y mi indignación se multiplicó por mil cuando pude reconocer a una de las personas que se bajaban del coche y que era una de las cabezas principales de Foro en la Junta. Y mi enfado fue a más porque el motivo de aquella parada no fue otro que tomarse un refrigerio, casualmente en el mismo establecimiento que yo.

Pues bien, ahí va mi pregunta: ¿los representantes de los ciudadanos en los órganos de gobierno tienen privilegios de los que carecemos el resto de los mortales o la historia fue una simple muestra de la jeta de esta persona?

Quiero pensar, para mi tranquilidad, que la respuesta correcta es la segunda y que caraduras los hay a patadas. No obstante, sea cual sea la respuesta, mi indignación es total. Si es cuestión de privilegio, no se puede consentir que un cargo público (independientemente del partido al que represente) se pase las leyes por el forro; y si es cuestión de jeta, lo que se merece esta persona es una multa de las gordas.

Las leyes están para cumplirlas y nadie puede saltárselas, independientemente de quien sea. En este caso concreto, además concurre la agravante de que el malhechor es una persona que representa a una parte de la ciudadanía y debe obrar, al menos en público, modélicamente.

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