Parque playa de Porcía: atentado ecológico y expolio a los propietarios

Leo con estupor una carta firmada por don Pedro Bengoechea alabando la gestión de la alcaldesa de El Franco y su equipo, dando a entender que se trata de un turista que queda maravillado por los progresos del municipio, afortunadamente rectificada por la de don Carlos García Fernández, publicada en LA NUEVA ESPAÑA del 19 de agosto.

Lo que no dice don Pedro Bengoechea es que es un vasco residente en Oviedo, casado con una señora de El Franco y que una de sus hijas es cuñada del primer teniente de alcalde y concejal de Obras, que es visto con frecuencia en su casa.

A la Alcaldesa y a su equipo les interesa mucho que alguien alabe su labor, porque ven sus horas bajas en relación con el parque playa de Porcía: a propuesta de este Ayuntamiento hará la obra el Principado, habiéndose expropiado las fincas a sus legítimos propietarios a menos de 3 euros el metro cuadrado, sin que se trate de una obra imprescindible, como puede ser una carretera o un hospital.

Yo soy una de las personas afectadas, como otras muchas, y en concreto a unas de ellas (una hermana mía y su marido) les llevan además media finca del terreno de su casa para hacer un aparcamiento que ellos llaman «ecológico», es decir, sin asfaltar, lo que implicará que no podrán abrir las ventanas en todo el verano por la polvareda que habrá (a nuestra familia se le expropiaron además dos fincas completas y por el terreno de la vivienda han hecho pasar también el saneamiento).

La Alcaldesa no ha tenido ningún reparo, mostrando una total falta de respeto, en decir en una entrevista que se le hace en LA NUEVA ESPAÑA que lo más difícil de su gestión ha sido este parque playa «por el morro que le echaron cuatro», es decir, los afectados, perdón, los expoliados, ya que de eso se trata, en una expropiación hay una necesidad ineludible y un justiprecio, sin darse estas circunstancias jamás se toca la propiedad privada. ¿Qué quería, que encima de quitarnos las fincas, por un puro capricho suyo, la aplaudiésemos? Evidentemente, le molesta más que protestemos que la demandemos, porque en este caso pleitearía con el dinero del Ayuntamiento, es decir, público, mientras nosotros lo tendríamos que hacer con el nuestro.

Además del perjuicio a los propietarios, se trata de un auténtico atentado ecológico al maravilloso entorno natural de la playa de Porcía: da pena ver el pinar centenario sin árboles apenas, con los troncos cortados y apilados hasta hace unos días a la vista de quien haya ido a la playa, el bar quitado desde hace años, sin que se pueda comprar una botella de agua para un niño, además del perjuicio económico para quienes lo gestionaban y unas bajadas a la playa con todas las barreras arquitectónicas posibles (que no permiten disfrutar de ella ni a los ancianos ni a ninguna persona con problemas de movilidad), realizadas después de quitar el bar, con un gusto pésimo además, donde se unen barandillas de madera y acero inoxidable... Obras que, aunque hayan sido realizadas por el Principado, son apoyadas por la Alcaldesa desde el momento en que, sin ningún rubor, asiste a la inauguración, se supone que el Ayuntamiento debía haber estado al tanto para dar traslado de las deficiencias que se fueran observando. Para que no quede nada, la propia Alcaldesa habló en su momento de colocar una escultura de grandes dimensiones de su amigo Herminio en el propio acantilado, en La Atalaya, por importe de 90 millones de pesetas, presentado como un logro suyo, puesto que no lo iba a pagar el Ayuntamiento, sino un señor de Toledo, de quien nunca quiso explicar nada, pero se ha sabido que pertenece al sector inmobiliario. ¿Le sobra el dinero en estos tiempos de crisis a ese empresario y no sabe qué hacer con él? ¿A cambio de qué pensaba dar ese dinero? Por cierto, el escultor Herminio ha sido nombrado recientemente, a dedo, responsable de la organización de exposiciones en el centro cultural As Quintas (las oposiciones y todas esas «pequeñeces» no forman parte del lenguaje de la Alcaldesa y su equipo).

Señor Bengoechea, ¿cree usted que podemos felicitar a la Alcaldesa y a su equipo? El único «mérito» que se les puede atribuir, bien triste por cierto, es el de hacer creer a la gente que se ha compensado a los afectados con la concesión de terrenos en otros lugares o recalificación de otros que algunos puedan tener, tenemos que estar desmintiéndolo continuamente, pero hay que reconocerlo, les sirvió para ganar las elecciones, ya que la inmensa mayoría de los vecinos (incluidos muchos afiliados al PSOE que nos han expresado su malestar porque semejante actuación fuese llevada a cabo por representantes de su partido), además de estar en contra de semejante atropello, pensaban: «Hoy son ellos, mañana podemos ser nosotros», lo cual resultó ser cierto, porque en Novales, donde está el centro de empresas, también ha habido lo suyo y más adelante algo pasará en otros puntos del municipio, teniendo en cuenta que la Alcaldesa y su equipo consideran que están todas las propiedades a su disposición.

Este mismo equipo de gobierno no ha tenido ningún problema en recalificar terrenos a los propietarios de La Alameda de Porcía (precioso paraje, pero en el que nada se podía hacer por estar protegido) y de la finca As Quintas, en La Caridad (un edificio destartalado que ha obligado a realizar un gasto inmenso en rehabilitación sin que se tratase de ningún inmueble histórico), e incluso dar el nombre de calles de esta localidad a familiares suyos. Nada tenemos contra ellos, hacen bien pidiendo algo a cambio de sus propiedades, pero ¿por qué esa negociación tan ventajosa para ellos y la propuesta al Principado para actuar sobre nuestras propiedades, sabiendo que no se trata de una necesidad y que no habría justiprecio sino un expolio? ¿Por qué esa distinta vara de medir?

Pero para Porcía no ha sido la única desgracia: tras el temporal de enero, se desplomó una parte de la carretera, quedando las dos partes del pueblo incomunicadas, así como los accesos a La Roda y otras localidades. La Alcaldesa no perdió tiempo para anunciar que los destrozos se encontraban en terreno del municipio de El Franco y que estaría todo arreglado para las fiestas. Así ha sido: las obras (que realizará el Principado, nos imaginamos) han comenzado y acaba de ser restablecido el tráfico sin siquiera haber asfaltado ni quitado las casetas y demás material de obra, en plena curva de la carretera, representando un gran peligro. No hubo desde enero más que una señalización, a un kilómetro, en la que se indica «Carretera cortada por obras». Hasta los peregrinos del Camino de Santiago, creyendo que pueden pasar a pie, han tenido que dar la vuelta al llegar al pueblo y seguir hasta Campos por la carretera nueva, con un intenso tráfico. Ni qué decir tiene que no se ha preocupado para nada en relación con los destrozos que originó este temporal en las viviendas de Porcía y el entorno de las mismas, a pesar de comunicarlo los afectados en el Ayuntamiento no mandó a ningún técnico para evaluarlos. ¿Por qué no será todo Porcía del municipio de Tapia de Casariego? ¡Cuánto mejor hubiera sido! Parece el muro de Berlín, miramos con sana envidia a los vecinos del otro lado.

Para terminar, me pregunto lo mismo que don Carlos García Fernández. ¿Dónde están los intereses ecológicos de Porcía? ¿Dónde están esos defensores de lo ecológico en Salave, que no se mueven a favor de Porcía? Y añado: ¿Dónde están todos los ecologistas de Asturias?

Señor presidente del Principado de Asturias, aún está a tiempo de frenar esta barbarie, anule el proyecto del parque playa de Porcía, póngase en contacto con nosotros, devuélvanos nuestras fincas y ponga a la empresa adjudicataria de las obras a realizar otras, que necesidades hay bastantes en Asturias.

Y a las organizaciones ecológicas, espero que se desplacen personalmente para ver «in situ» este tema: las personas afectadas estaremos encantadas de explicarles todo con detalle.

Por lo que respecta al público en general, piense que lo que nos están haciendo a nosotros hoy se lo pueden hacer a usted cuando menos lo piense, tanto este mismo partido como cualquier otro si se coge esta «costumbre» de no respetar lo ajeno. Si defendemos siempre lo justo, también nos estamos defendiendo a nosotros mismos a largo plazo.