Del puertón, centrales térmicas y otras responsabilidades
Hay cosas que me encantan por su atractivo fatal sugerente: cantos de sirena para Ulises desprotegidos. Hay responsabilidades políticas y otras. Pero el principio fundamental de la argumentación es: «Se depuran responsabilidades si hay ilegalidad». En El Musel todo es legal, como no debería ser de otra manera, pero estamos hablando de cargos, decisiones en consejos de administración y buenos políticos que no reaccionaron a tiempo. El problema surge cuando Los Verdes, que no quieren quemar carbón ni destruir paisajes y horizontes, acusan de inmoralidad, falta de ética y de forma nuestros métodos. Y, como nadie les hace caso, lo hacen ante los que nos dan muchos dineros desde Europa. Y estos señores, después de haberlo estudiado todo y de haberse asombrado por el caso, dicen: Así, no hay más dinero. Es más, deberíais devolvernos algo de lo que os dimos... Y es que hay cosas de España que afuera sorprenden.
Pero aquí lo tienen muy claro a la hora de depurar responsabilidades: la culpa es de Los Verdes, esos socios en el gobierno: sucios delatores, chivatos impropios de la nostra familia. ¡Castigadlos a ellos, a los indignos, a Los Verdes! ¿Qué es eso de la mujer del César...? Eso es propio de malos políticos como César, políticos que nunca fueron capaces de nada, políticos que traspasaron el turbulento Rubicón de la legalidad.
Mientras tanto, la oposición aromatiza la situación con su estado vegetativo y contemplativo ante tales principios y despropósitos. ¿Y los ciudadanos? Seguimos, seguimos y seguimos... Pagando, como un Duracell cualquiera, las consecuencias. ¿Por qué? Porque así nos lo dicen los que están y han sido bien instruidos en la necesidad del carbón para producir electricidad empleando la rentable transformación energética del ciclo de Carnot (35% de rentabilidad) con su abundante CO2, muy sano para las plantas y su verde síntesis de la clorofila. ¿Qué extraño que Los Verdes estén contra esto? Ellos que defienden las plantas y la verde clorofila. Claro que James Lovelock solicita y defiende que se abandonen tales procesos de producir electricidad, aconsejando que se construyan centrales de energía nuclear. Al menos las mínimas para mantener el progreso hasta alcanzar una fuente limpia de energía, como la tan esperada energía de fusión que emulará al sol.
Pero no, en Asturias nuestra política será la de quemar carbón porque es la que satisface los intereses y compromisos adquiridos por nuestros permanentes responsables (?) políticos. Para convertirnos en almacén del carbón que se extraiga fuera de Asturias (hasta en Sudáfrica o Australia). Somos responsables democráticamente de votar en listas cerradas a los que así deciden y mantienen nuestras históricas fuentes de producción e intereses: carbón, siderurgia, kW, Caja de Ahorros, sindicatos y socialismos. ¿El naval y los cilúrnigos constructores de calderos? ¡Que sean arqueología! ¿Instalar un astillero de alta tecnología con diques de armamento y reparación en El Musel aprovechando el metido del muelle La Osa? Eso, ¿para qué? Ciclo combinado y a producir CO2. Fieles a nuestro destino: El Musel, Lada-Velilla, Mittal... ¡Meca fía, asoma la crisis! Pero siguen siendo los mismos.
Dejemos de interpretar y mantener los diversos modos de nuestro mundo heredados de la Historia, lo que debemos hacer y no hacemos es, simplemente, ¡cambiarlos y transformarlos! ¡Innovación!, ¿aquí, en Asturias? Sólo de palabra en los discursos para que sigan los mismos en lo mismo. Lástima que en Suresnes, y bajo el símbolo del 13, algunos dejaron de ser marxistas (ni siquiera filosóficamente permanecieron) para convertirse en una gran empresa de personal fijo con jubilación asegurada y sin cambios. ¿Qué fue de la undécima tesis sobre Feuerbach? Pero, claro, de eso sólo interpretan el ¡quítate tú, que me pongo yo!, y ni tan siquiera. Seguimos y seguimos... Y seguiremos queriendo que las cosas cambien y sean de otro modo.
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