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¿Tenemos los profesores interinos lo que nos merecemos?

11 de Junio del 2015 - Emma Cabal Sánchez (Oviedo)

Todos los años (salvo hace dos, cuando la señora consejera amenazó con no pagarnos el verano), los profesores interinos que cubríamos vacante de un curso completo teníamos contrato hasta el día 12 de septiembre. Este año, sin ninguna explicación, se nos hizo firmar hasta el 31 de agosto. Los que en aquel momento preguntamos el motivo a los funcionarios que recogían nuestros datos, obtuvimos como única respuesta: “ya os lo aclararán; yo no sé nada”.

Estamos a mediados de junio, y a mí nadie me ha explicado nada todavía. Sé (o más bien no sé, porque dicen que dicen) que los que volvamos a cubrir vacante el curso que viene tendremos contrato desde el día 1 de septiembre, y pediremos permiso en nuestro nuevo centro para examinar a nuestros alumnos del curso anterior; los que este año han cubierto vacante pero no lo hagan el curso que viene se irán al paro y examinará en septiembre el jefe del departamento; en el caso excepcional de departamentos unipersonales formados sólo por un interino, éste verá prorrogado su contrato unos días.

Esto (que repito dicen que dicen: no me consta que haya instrucciones de la Consejería por escrito) crea un montón de interrogantes: ¿por qué tengo yo que pedir permiso en otro centro? ¿Qué pasa si, por ejemplo, tengo un accidente yendo a un puesto de trabajo que ya no es el mío? Y si no cubro vacante ¿van a examinar a mis alumnos compañeros que no los conocen de nada? ¿Son conscientes los padres de lo que esto supone? ¿Por qué este año muchos de mis compañeros no tendrán derecho a solicitar la prestación de desempleo (a falta de doce días), cuando cualquier otro año sí hubieran podido hacerlo? Se me ocurren muchos más, pero hay sobre todo un asunto que está creando polémicas en los centros: los exámenes de septiembre ¿Quién los pone?

Que yo sepa, a ningún trabajador despedido se le pide que deje preparado el trabajo a su jefe para el mes siguiente. Parecería casi surrealista ¿no? Pues a nosotros se nos pide.

Resulta que los sindicatos (siempre al lado de los trabajadores) no sólo no dicen ni mu (no lo han dicho durante todo el año), sino que nos instan a dejar puestos esos exámenes porque estamos obligados a ello. Pero por más que preguntamos qué ley recoge esa norma, nadie ha sido capaz de enseñárnosla. Luego está, claro, el chantaje emocional con el que la Consejería lleva jugando toda la vida, chantaje al que nos someten a veces incluso algunos profesores: “Hombre, por los chicos, pobres, deberías dejar los exámenes”. Y a mí me dan ganas de decirles: “Hombre, por los chicos, pobres, vete a la Consejería y pide que les prorroguen el contrato a tus compañeros”.

Estamos a mediados de junio y no sólo no sabemos nada, sino que nadie parece interesarse en mover el asunto, en solucionarlo, en exigir que se nos prorrogue el contrato y que además las cosas se hagan bien el curso que viene. Ni siquiera los propios interinos, que parecemos aceptar con resignación cristiana que se nos trate como a trabajadores de segunda. A veces creo que nos lo merecemos.

Pero luego miro a mis compañeros interinos. No quiero ser dogmática, habrá de todo, como en botica, pero los que yo conozco, los que trabajan o han trabajado conmigo, han aprobado las oposiciones incluso más de una vez y con buenas notas; todos llevan meses o años trabajando, muchos en condiciones precarias (itinerancias, medias jornadas), todos tienen cientos de horas en cursos de formación, másteres, carreras, doctorados, todos trabajan tanto como cualquier funcionario, y casi siempre con un entusiasmo enorme.

Así que creo que lo que nos merecemos, desde ya, y de una vez por todas, es un poco de respeto.

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