¡Ojo! nadie nos va a salvar
Acabamos de pasar por el circo que los partidos políticos de nuestro país montaron tanto en campaña electoral como pasadas las elecciones, tratando de formar gobiernos municipales y autonómicos, jugando, una vez más al, y tu más, y olvidándose a mi entender- de los intereses generales en beneficio del interés propio y partidista, y al final el resultado es tan incierto que veremos a ver que pasa.
Digo lo de: a ver que pasa, por que la economía de nuestro país no parece que esté en condiciones de soportar experimentos de ningún tipo, y sí, por el contrario, necesitada de mucho orden, voluntad de sacar el país hacia adelante con buena administración y ningún despilfarro -tan al uso como el que hemos tenido en las últimas dos décadas-.
Por mucho que el actual Gobierno nos diga que las cosas están encarriladas y que casi somos la envidia del resto de los países de la UE, lo cierto es que nuestra deuda ya está en el 98% del producto interior bruto (PIB), que es como si en cada una de nuestras casas empezásemos el año debiendo lo que creemos vamos a ganar o ingresar en todo el año. Vasta con fijarse en la famosa prima de riesgo, y ver que cualquier rumor sobre la solución a los problemas de Grecia nos la eleva en diez o quince puntos de un día para otro. No se ve que ocurra igual con economías estables de países como Alemania, Francia o Reino Unido.
A medida que pasan los años, se va viendo que tal como tenemos distribuido el país, en diecisiete comunidades autónomas, con sus respectivos parlamentos y gobiernos, que imitan al parlamento y gobierno central, y que dan cobijo a tanto parlamentario y tanto ministrín de vía estrecha, amén de otros muchos cargos, y que se permiten todo tipo de despilfarros en cosas innecesarias o de ninguna utilidad para la ciudadanía, esto sólo nos lleva a la ruina. Nos exiges sacrificios en forma de recortes de todo tipo que nos hacen ir hacia atrás, como el cangrejo, y lejos de servir para enmendar la plana y mejorar, vemos que al país cada día nos lo hunden más.
Aquí no vale la demagogia de unos contra otros, ni el sentimiento y simpatía partidista, sólo puede servir el razonamiento, la reflexión y sensatez, de pensar que la aritmética sigue siendo válida, y que dos más dos, siguen siendo cuatro, por mucho que unos pretendan decirnos que son cinco, ni otros que sólo se quedan en tres. No es así; el dinero en circulación ha de estar limitado a las posibilidades de generar riqueza en el país, y el gasto estatal, igual que el de cada casa y ciudadano, a de ajustarse estrictamente a las posibilidades de ingresos; de lo contrario, seguiremos como hasta ahora, hundiéndonos cada día un poco más, hasta que nuestras posibilidades de salir de la zona pantanosa sean imposibles; las deudas hay que pagarlas, y yo creo que estamos al limite de nuestras posibilidades. Ojalá empiece a imperar la cordura y nuestros políticos se den cuenta de que -ideologías aparte- todos estamos subidos al mismo barco, y si permitimos que se hunda, nadie nos va a salvar
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