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Vocación y amor al ser humano

20 de Junio del 2015 - Soledad Soberado Rodríguez (Oviedo)

Desde hace años hemos visitado muchas veces el Centro Médico de Asturias con nuestro padre tanto en consultas externas como en urgencias o en la UCI. Nuestro padre, Ignacio, ya no volverá al Centro Médico porque se ha ido, con la inmensa suerte de haber sido tratado como una persona hasta su último suspiro, de haber recibido todo el cariño que un padre, un suegro o un abuelo necesita, de haberse sentido querido por todo el personal del centro y de morir dignamente. Muchísimas gracias a todos los celadores, que trataron con tanto cariño a Ignacio cada vez que había que ayudarle a desplazarse; muchísimas gracias a todas las enfermeras y auxiliares, que lo trataron como si fuera su padre o su abuelo; muchísimas gracias a todos los médicos que le diagnosticaron, pensando en que era Ignacio y no el paciente de la 110 o la 102...

Muchísimas gracias a todos por haber atendido a Ignacio Soberado Pando y no simplemente a un paciente.

Ha llegado el momento en que muchos jóvenes van a decidir qué van a estudiar, a qué se quieren dedicar el resto de sus vidas. Si eres uno de esos jóvenes que han decidido estudiar para ser profesionales de la salud, ojalá que llegues a ser como los estupendos profesionales que han atendido a nuestro padre en el Centro Médico.

Cuando el profesional que te atiende te trata con cariño, se preocupa por ti, llama a tu familia para tenerla informada, te da opciones para seguir adelante, te visita como amigo cuando estás hospitalizado, te sientes como una persona. Si llegas a ser un profesional que consigues todo esto, serás el mejor celador, enfermero/a, auxiliar o médico que un ser humano pueda encontrar.

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