La Nueva España » Cartas de los lectores » La bromita del cenicero

La bromita del cenicero

24 de Junio del 2015 - Luis González Morán (Oviedo)

A lo largo de los últimos días, los medios de comunicación social nos han bombardeado con perlas como éstas, citadas conforme a su sentido: "¿Cómo se mete a seis millones de judíos en un 600? En el cenicero". "Deberían cerrar el cementerio de Alcásser para que Irene Villa no fuera a buscar recambios para sus piernas".

No he retenido el nombre ni la identidad del orfebre de semejantes joyas, porque este dato no tiene relieve para lo que quiero decir. Parece ser que estas muestras de talento pertenecen a un debate sobre los límites del humor negro, que, en cualquier caso, su autor ha desbordado con creces. La raíz falaz de toda esta controversia estriba en que la convicción de que la exacta percepción de tales "creaciones" pertenece a un sublime humor que sólo élites intelectualmente muy dotadas pueden saborear, mientras que a los demás se nos escapa la finura intelectual y dialéctica de tales construcciones.

Para el resto de los humanos esto es sencillamente crueldad malsana y enfermiza: pura patología moral. Por otra parte, según he leído en la confusión noticiera de estos últimos tiempos, el autor de estas creaciones milita en una de estas formaciones políticas de nuevo cuño que llegan con el compromiso de acabar con la injusticia, fumigar la corrupción y restaurar la igualdad. Oiga, de corazón, bienvenidos si éstas son sus intenciones, porque es cuestión de vida o muerte la renovación moral de nuestra enfangada sociedad.

Ahora bien, siendo tales los principios, parece que no es ésta la manera más idónea de comenzar la regeneración: humillar a las víctimas del genocidio, ridiculizar a las víctimas del terrorismo e insultar a las víctimas de la violencia sexual y asesina son, simplemente, una muestra feroz de barbarie moral. Hágalo quien lo haga y sea cual sea el pretexto con el que se hace. Porque no tiene sentido alegar ahora exquisiteces intelectuales para justificar tales fechorías.

La regeneración moral no se puede edificar sobre el odio y el rencor; dicho sea también, que venga de donde venga. Últimamente, desde todos los flancos de la vida social se nos habla de progreso, de cambio, de renovación; como eslóganes, están muy bien, y como realidad, estaría mucho mejor. Sin embargo, debe tenerse muy en cuenta que nunca habrá verdadero progreso ético y moral si no se parte de la misericordia, la solidaridad, la piedad, la tolerancia y el respeto mutuo. Lo otro son juegos florales de salón para adorno mental de ociosos y babeo de papanatas.

Sobre esto último añadiré una última palabra: el respeto mutuo es el respeto de la mutua dignidad. Y la dignidad de la persona no está tanto en las ideas que tenga, que pueden ser discutibles y no ser necesariamente compartidas, sino en la conducta y honorabilidad de su vida y de sus acciones. Y a la honorabilidad y la decencia en la dimensión privada y pública de nuestras vidas estamos llamados todos. Ahí tenemos un lugar de encuentro donde cabemos todos para renovar nuestra maltrecha sociedad.

Luis González Morán, sacerdote

Oviedo

Cartas

Número de cartas: 46097

Número de cartas en Octubre: 35

Tribunas

Número de tribunas: 2088

Número de tribunas en Octubre: 2

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador