Pan y circo en Tapia
La publicación en LA NUEVA ESPAÑA de los problemas existentes desde hace ya varios años relativos a la falta del adecuado suministro eléctrico en el polígono industrial de Tapia (aunque de polígono tiene poco, y de industrial menos) no debe sorprender –lamentablemente– a nadie. Resulta patético que un municipio como el tapiego carezca de un polígono industrial en condiciones. Y más patético aún resulta el hecho de que el Ayuntamiento y, particularmente, quienes lo rigen no adopten la más mínima medida –desde hace ya años– para dar al polígono el impulso que se merece. Evidentemente, estamos más preocupados por la financiación de los eventos festivos y feriales; por la macrocasa de Cultura (proyecto faraónico para un pueblo que tiene otras necesidades más imperiosas); por la «adecuación» de la antigua cetárea en una piscina pública (con un presupuesto cercano al medio millón de euros, que previsiblemente acabará en bastante más, supuestamente destinado a «regenerar» un tramo de costa que evidentemente se hubiese regenerado ya simplemente demoliendo las ruinas de la antigua cetárea)..., que en invertir y dedicar nuestros esfuerzos a aquello que en este momento más necesitamos: la superación de la crisis económica y la lucha contra el desempleo. La gestión del municipio tapiego es, lamentablemente, calamitosa (creación y mantenimiento de infraestructuras básicas, alumbrado público, limpieza y gestión de residuos, creación de aparcamientos públicos adecuados, mínimo control en materia de infracciones de tráfico.... ), a lo que se suma el grave problema de la total y absoluta falta de interés por desarrollar el único «polígono industrial» que existe en Tapia. Debe ser que quienes dirigen los designios del municipio desconocen la pujanza del cercano polígono de Barres, creo ya que por el desarrollo de su tercera fase. ¿Es que ni al equipo de gobierno municipal ni a la oposición tapiega les importan tan trascendental asunto para el desarrollo del municipio, los intereses de sus habitantes y la generación de empleo? ¿Cómo es posible que más de tres años después de la «puesta en marcha del polígono» las pocas –dos o tres– empresas que aún operan en él no tengan suministro adecuado de energía eléctrica por no haber ejecutado aún el Ayuntamiento las infraestructuras precisas, como denuncia EON? ¿Y qué decir de las empresas inicialmente instaladas allí, que han tenido que cerrar, entre otros, por este problema? Si realmente existiese voluntad política y, lo que es más importante, responsabilidad y criterio en la adopción de decisiones, el polígono industrial de Tapia ya estaría funcionando a pleno rendimiento desde hace años. En definitiva, menos «pan y circo», menos despilfarro en la gestión y administración del dinero público, y más ocuparse de lo que realmente importa. Así nos va, y así nos luce el pelo.
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