¿A qué juegan los mercados?
¿A qué juegan los mercados? Desde que estalló la crisis económica, llevamos unos años en que por más que nos lo expliquen, no hay forma humana de poder entender qué diablos está pasando. Bolsa al alza, Bolsa a la baja y prima de riesgo en baile continuo.
Resulta que desde hace unos años a esta parte, no hay dios que entienda qué está pasando con las economías de nuestro país y otros muchos -véase lo de Grecia-. Primero llevaron a la ruina a un sinfín de gente que, habiendo creído en nuestro cacareado sistema de bienestar, se dejó llevar por los cantos de sirena de entonces y, sin tomar las precauciones de Ulises en su odisea, cayó en las garras de la ambición y la usura de los promotores y la banca, y pretendiendo hacerse con una vivienda en propiedad, acabó endeudada hasta el último de sus días y condenada a vivir en la puñetera calle.
Por si eso no fuera poco, desde entonces, ahora a quienes procuraron ser precursores y pudieron ahorrar algo para su futuro en la vejez, resulta que los mismos que antes esquilmaron a los confiados, ya antes mencionados, resulta que están haciendo perder poder adquisitivo de manera galopante al dinero de cuantos tienen unos ahorros en el banco en previsión de hacer frente a cualquier contingencia en el futuro. Es vergonzoso ver que mientras se dice que la economía no mejora porque los emprendedores y las empresas en general no disponen de liquidez para hacer frente a proyectos de futuro, en contrapartida a los depositantes de capital en los bancos se les estén limitando los intereses que genera su capital depositado al ridículo porcentaje de entre el 0,4 y 0,5 por ciento, cuando luego quienes recurren a esas mismas entidades bancarias en demanda de créditos para hacer frente a sus proyectos de inversión empresarial se les sigue esquilmando con tipos de interés que rayan o superan el límite de usura.
Los ciudadanos, dando señal de ser unos incautos pardillos, seguimos creyendo en las consignas políticas de quien consideramos nuestro partido político ideal, y no nos damos cuenta de que los políticos e incluso los gobiernos, en la práctica, son títeres manejados por el verdadero poder que lleva las riendas en este perro mundo, y que no es otro que el poder del capital y su presidente, don Dinero.
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