Ávila, entre el turismo religioso y el natural

La naturaleza serena y el alma religiosa que se respira tanto en la provincia como en la capital abulenses son factores que condicionan un turismo destacado y real para estos entornos castellano-leoneses. Estos días con la celebración del V centenario del nacimiento de Teresa de Cepeda y Ahumada en Ávila, la ciudad castellana está inmersa en actividad y en celebraciones continuas. Y es que Teresa de Ávila, una mujer avanzada a su tiempo por su calidad intelectual y su esfuerzo peregrino, representa una de las figuras más notables y señeras de la historia española. En toda la urbe está presente esta monja carmelita y santa, fundadora de la Orden del Carmelo que dejó huellas por su ciudad natal y por casi todo el territorio nacional con sus fundaciones y su misión de guía mística y literaria.

Y la ciudad amurallada vive intensamente las oleadas de visitantes y turistas que buscan conocer mejor lo que realizó la santa andariega en su vida de acción y de plegaria. La ruta teresiana se inicia en el convento de la Encarnación fundado en 1478 en el interior de la muralla y trasladado a las afueras en los primeros años del siglo XVI. Aquí residió Teresa de Cepeda unos 25 años con algunas interrupciones y es donde observa que la regla del Carmelo es demasiado flexible y se pone manos a la obra para refundar esa regla siguiendo al reformador Lutero. A partir de entonces el referente de las monjas enclaustradas será la pobreza, la lectura, la austeridad y los cilicios, además de ir descalzas. En este monasterio de la Encarnación lo más destacado es el museo teresiano y especialmente un dibujo de San Juan de la Cruz que representa a Cristo en la cruz y que sirvió a Dalí de modelo para promocionar su popular Cristo. Muy cerca de este inmueble está el monasterio de San José llamado también de Las Madres que es la primera fundación de Teresa de Ávila. Dentro del recinto amurallado se encuentra la iglesia y convento de Santa Teresa, casa natal de Teresa de Ávila, antiguo local de los Carmelitas Descalzos, primera fundación masculina de la Orden. En la cripta abovedada de sus bajos está el museo teresiano. La calidad de las esculturas de Gregorio Hernández y las ediciones de las obras de Teresa de Ávila ya merecen una visita obligada. Muy cerca de aquí se encuentra el palacio de Núñez Vela, virrey del Perú y padrino de bautismo de la santa. En la soberbia catedral hay una capilla construida por Pedro del Valle de estilo renacentista dedicada a Santa Teresa. Y en la iglesia de San Juan Bautista se conserva la pila gótica del siglo XV en la que Teresa de Ávila fue bautizada el 4 de abril de 1515.

Y todo este recorrido forma parte de ese turismo religioso que los organizadores de este V centenario-Junta de Castilla y León, Diputación y Ayuntamiento de Ávila han preparado con la finalidad práctica de un año cargado de visitas que dan vida, ánimo y color a esta histórica ciudad. Y entre patrimonio artístico y eclesiástico no hay que olvidar la buena gastronomía de la zona, donde los productos de la tierra como las legumbres, las carnes o los quesos se dan la mano. Y para conocer la cocina verdadera de estos lugares con toques de modernidad está la casa de comidas El Cinco, donde en un menú degustación que dura tres horas se podrá disfrutar de lo más genuino y sabroso de la cocina doméstica abulense.

Y fuera de la capital merece una visita obligada la Sierra de Gredos, corazón pétreo de España y techo de Castilla. El macizo central de Gredos se extiende desde el Puerto del Pico hasta Tornavacas, e incluye el Circo de Gredos. Por estos pagos montañeses los bellos pueblos que jalonan estos paisajes verdes, junto a sus valles y ríos, ofrecen un panorama alentador y preñado de fuerza natural, siempre con el río Tormes de compañero fiel y la cabra hispánica de referencia cinegética. Y el sur de la provincia en Candeleda, el patrimonio arquitectónico con sus edificios de cal, canto y madera brilla con luz propia y alegra la visión observadora del visitante. También sus naranjos, sus palmeras, las altas temperaturas y ese hablar casi extremeño que delata a sus moradores. Y lo más característico de estos contornos de Gredos es el Santuario de Nuestra Señora de Chilla y la casa de turismo rural Los Tomillares. Historia y verdad en un paraíso cercano y atractivo. En Los Tomillares el viajero piensa que está en una hacienda de la Provenza o la Toscana. El estilo arquitectónico-nueva construcción- sobrio, rural y selecto, junto con los robles, olivos, cerezos y foresta diversa dan a este rincón un aire sosegado, cálido y envuelto en placer sensorial. Un pequeño oasis en un amplio valle con las moles de Gredos de compañía perpetua y sonora. Por algo esta casa rural fue nombrada recientemente la mejor de su estilo en Castilla y León. Y Ávila con sus infinitos reclamos para el turismo se ha convertido en una provincia singular y abierta al mundo. Y conocerla a fondo supone todo un descubrimiento y nuevas sensaciones.