De la bandera socialista
Si el PSOE proclama a Pedro Sánchez con una bandera de España de fondo, y le critican los de Podemos, y el PP lo excomulga, es que la política española no es normal. Todos defienden su parcela de poder, y les importan un pito la bandera, la nación, las naciones y su pastelera madre. No te quiero contar lo que les importa la gente de a pie. Fuera de discusiones demagógicas sobre los independentismos, o sobre la España excluyente de los nacionalistas españoles que no admiten las opiniones de los independentistas, o sobre la necesidad de acercamiento de los presos de ETA, lo que de verdad debería representar al pueblo español son personas que se preocupen por su bienestar, no por discusiones bizantinas. Y sobre cuestiones lógicas, no idearios de contraataque.
Y es que puede caerme simpático Podemos, pero no voy a transigir con el “problema político” de acercamiento de los presos de ETA. Eso es para decir a Pablo Iglesias y amigos que parece que no vivieron el terror y la desgracia que causaron esos malnacidos por una idea que podían defender libremente sin matar. Lo mismo digo del PP, pero la corrupción y las sinsonadas (muchas, por estar en el Gobierno) no voy a aplaudirlas, por mucho miedo que pueda dar la izquierda radical, o el centrismo novedoso. Y aún más de PSOE, con los mismos problemas de corrupción y que ahora navega en la tibieza, excepción hecha de la bandera de marras, entre Pinto y Valdemoro, o Podemos y Ciutadans. Y tampoco, aunque sea partidario de la libre expresión en todos los sentidos, puedo estar de acuerdo con pensamientos independentistas de cualquier signo, por retrógrados e interesados. Ni con la Iglesia, ni siquiera con la del Papa nuevo, tan proclive a las manifestaciones “heréticas” para sus fieles más recalcitrantes. Ni con el resto de confesiones, aunque en nuestro país sean más anecdóticas que otra cosa. Me gustan la normalidad, la seriedad en los representantes del electorado, la honestidad como bandera, aun cuando sólo sea un principio; la justicia real, y sobre todo, la libertad. Eso no quiere decir, en fin, que odie al resto del mundo. Se trata de convivir, que para eso estamos.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo