¿Evolucionamos?, ¿hacia dónde?
Estamos en el siglo XXI, era de la tecnología, del saber y del conocimiento; por tanto, de la evolución del ser humano. Pero viendo y leyendo las noticias de los últimos días, desde un punto de vista sincero y modesto, permítanme que lo dude seriamente.
De unos años a esta parte, algunos problemas psicológicos y neurológicos se están tratando como si fueran psiquiátricos, colgando un sambenito a una persona y a su entorno más próximo de por vida. Los casos más flagrantes los encontramos en los niños y en los jóvenes, que toman medicaciones que los calmen, los relajen y los centren, para que sean como el resto. ¿Por qué hay tanto miedo a lo diferente?, ¿por qué motivo cuando una persona es “diferente” o es “poco frecuente” ya es un elemento distorsionador y hay que hacer que sea como el resto? ¿Por qué no somos capaces de escucharlos de verdad y de darles una solución individual? ¿Por qué nos rasgamos las vestiduras cuando salen a la luz casos que se llevan peleando años para sacar adelante una persona y reaccionamos cuando ya es tarde? ¿Por qué no se actúa cuando es el momento?
Un niño inquieto de antes es un niño con TDAH y hay que darle medicación para que se calme; un niño con mucha inteligencia ya es raro en la clase y como rompe con lo pautado hay que medicarlo; un niño introvertido ya es autista o con fobia social… esos niños de hoy crecerán y serán los jóvenes del mañana, todos y cada uno de ellos serán nuestro futuro. ¿Qué les estamos haciendo?
Es vergonzoso leer que pides ayuda a un sistema que no te deja entrar, al que no puedes acceder o que no saben cómo ayudarte a encarar el problema…
¿Alguien se ha preocupado de escuchar de un modo sincero y directo a esos niños, a esos jóvenes y a sus familias?
Somos emociones, necesitamos ser escuchados y que nos escuchen, que nos ayuden y nos orienten.
La Humanidad es la fragilidad o flaqueza propia del ser humano… tener sensibilidad con nuestros semejantes es la capacidad para sentir afecto, comprensión o solidaridad hacia las demás personas... Es lo más grande que tenemos los seres humanos. Pero, viendo esto, esta cualidad que nos es propia –al menos debería serlo– nos queda muy, pero que muy grande.
Estamos evolucionando, sí, ¿pero hacia dónde o hacia qué? ¿Estamos mejorando al ser humano o vamos camino de la depredación de nosotros mismos?
Estas necesidades y faltas las llevamos denunciando desde AFAEN. Hay mucho por hacer; y si todos juntos ponemos nuestro granito de arena, lograremos grandes cosas.
No todo está perdido aún. Para algunos llegamos tarde, pero no para todos. Tenemos que pensar en el futuro, en lo que tenemos para iniciar el cambio, como decía Paulo Freire, un gran pedagogo del siglo XX: “cambiar supone saber que es posible hacerlo”, sabemos cuál es el problema, sabemos cómo podemos hacerlo diferente, sabemos que es posible lograrlo... por ende ¡el cambio es posible!
Eva Fernández, presidenta de AFAEN, Oviedo
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